Surge la Lusitania como nueva provincia romana a partir del año 25 a. C. cuando el emperador Octavio Augusto, una vez concluidas las Guerras Cántabras, llevó adelante un programa para reorganizar el territorio hispánico.
La Lusitania se desgaja de la entidad territorial conocida hasta entonces como Hispania Ulterior y abarca el territorio ocupado por pueblos prerromanos como los celtas del sur, los propios lusitanos y los vetones. Comprende gran parte de la actual Portugal, excluyendo sus territorios más al norte, Extremadura, la provincia de Salamanca y parte de la de Ávila.
Se establecieron 5 colonias de ciudadanos romanos dentro de la Lusitania, como forma de controlar a la población y de proteger los intereses de los ciudadanos romanos:
- 4 de ellas en ciudades ya existentes: Scalabis (Santarém), Metellinum (Medellín), Norba (Cáceres) y Pax Iulia (Beja).
- Una nueva, Augusta Emerita (Mérida), que se configurará como capital de la provincia (y que siglos después, con la reforma administrativa emprendida por Diocleciano adquirirá la condición de capital efectiva de la Península Ibérica).
La base de la economía lusitana está constituida por la explotación de sus recursos agropecuarios y marinos.
En el ámbito ganadero destacan sus caballos, que adquirirán gran prestigio en todo el Imperio.
En los estuarios de los ríos Tajo y Sado se desarrolla una industria de salazones que produce diversos preparados a partir de los recursos procedentes de la pesca (como conservas y salsas de pescado).
Tienen también gran importancia las actividades extractivas llevadas a cabo en las canteras de mármol de Estremoz o las minas de cobre de Aljustrel.
En el ámbito ganadero destacan sus caballos, que adquirirán gran prestigio en todo el Imperio.
En los estuarios de los ríos Tajo y Sado se desarrolla una industria de salazones que produce diversos preparados a partir de los recursos procedentes de la pesca (como conservas y salsas de pescado).
Tienen también gran importancia las actividades extractivas llevadas a cabo en las canteras de mármol de Estremoz o las minas de cobre de Aljustrel.
Entre las más de 200 piezas de gran significado histórico-arqueológico que pueden verse en la exposición sobre la Lusitania romana que ha organizado el Museo Arqueológico Nacional, destacan las siguientes:
- Una estatua de un guerrero galaico, procedente de Outeiro Losenho, cerca de Vila Real, conservado en el Museo Nacional de Arqueología de Lisboa, que muestra las armas típicas de los guerreros lusitanos, el puñal y el escudo (caetra), así como los atributos honoríficos, el collar (torques) y los brazaletes (viriae).
- El Mosaico de las Musas, procedente de la villa romana de Torre de Palma, en Monforte, próxima a Portalegre, que se conserva en el Museo Nacional de Arqueología de Lisboa. Representa las 9 musas y formaba parte del pavimento del comedor y de la sala de estar (o triclinium).
- Una reproducción del Disco de Teodosio, hecho en plata por lo que se refiere al original, que fue encontrado en los alrededores de Almendralejo y se conserva en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida.
- El Sarcófago de las Estaciones, encontrado en el Monte de Azinheira, cerca de Évora, y conservado en el Museo Nacional de Soares dos Reis (Oporto).
Disco de Teodosio
Sarcófago de las Estaciones