viernes, 7 de noviembre de 2014

Derrida y su apoyo a los intelectuales checoslovacos perseguidos

El filósofo francés Jacques Derrida (1930-2004) fundó una asociación de apoyo a los escritores e intelectuales checoslovacos que, tras el aplastamiento de la Primavera de Praga, sufrieron persecución a manos del régimen comunista.
Durante un seminario clandestino en Praga, Derrida sería detenido por la policía, acusado de falsa posesión de drogas y encarcelado.


 
 
El escándalo que se desató en Occidente, a raíz de la detención de Derrida, fue mayúsculo y de inmediato comenzaron a recogerse firmas para exigir su libertad. Incluso el propio Mitterrand intervino en su favor. Finalmente Derrida sería liberado, aunque expulsado de Checoslovaquia, y retornaría a París casi como una gloria mediática.


domingo, 26 de octubre de 2014

La máquina de calcular de Leibniz

El filósofo y científico alemán Gottfried Leibniz, nacido en 1646 en Leipzig y fallecido en 1716 en Hannover, fue un personaje hiperactivo, que se interesó e influyó en prácticamente todas las ramas del saber, desde la teología a las matemáticas, pasando por el Derecho, la historia, la lingüística o la física.


Su máquina de calcular


En matemáticas destacó, como Newton, por sus aportaciones al cálculo infinitesimal (diferencial e integral). Además descubrió el sistema binario, en el que se basan las computadoras, por lo que se le podría considerar, con total merecimiento, un precursor de la informática moderna. Basándose en el sistema binario, inventó también una avanzada máquina de calcular que mejoraba la de Pascal y era capaz de efectuar las cuatro operaciones aritméticas (sumar, restar, multiplicar y dividir).

Hannah Arendt y la banalidad del mal

En un bosque junto al río Hudson, al norte de Nueva York, en realidad un pequeño cementerio que pertenece a la Universidad de Bard, se halla enterrada Hannah Arendt (Hannover, 1906 - Nueva York, 1975).
Nacida en el seno de una familia judía, estudió filosofía en Marburgo, donde tuvo como profesor, entre otros, a Heidegger, con el que mantendría una relación secreta durante años.
Fue Hannah Arendt una pensadora de gran valentía, con reflexiones muy complejas, a la que le tocó, como a tantos, vivir una época convulsa, dos guerras mundiales y el horror de los campos de exterminio. Sus experiencias personales influyeron decisivamente en su discurso filosófico y político, presidido por las ideas de libertad y justicia, y condicionaron completamente su vida, marcada por su lucha contra el totalitarismo y por el exilio.
 
 
 
 
Su lucha contra el totalitarismo
Criticó desde un primer momento la pasividad e incluso el entusiasmo de algunos intelectuales alemanes hacia el régimen nacionalsocialista y defendió, por el contrario, la lucha activa contra él.
En 1933, tras permanecer detenida durante una semana por la Gestapo, abandonó Berlín junto a Günther Stern, por entonces su marido, y se estableció en París, escapando de los nazis como otros muchos intelectuales.
En 1937 el régimen nacionalsocialista le retiró la nacionalidad alemana, convirtiéndose en apátrida hasta que en 1951 pudo adoptar la nacionalidad estadounidense.
En su obra Los orígenes del totalitarismo (1951) considera totalitarismos al nazismo y al estalinismo, y llama a rebelarse contra el ejercicio arbitrario del poder, que despoja a los ciudadanos de su identidad, de sus derechos y de la protección que deberían otorgarles las leyes.


 
 
Una vida marcada por el exilio
Como muchos alemanes de origen judío fue víctima del exilio.
Tras huir de Berlín en 1933, fue dando tumbos por una Europa que paulatinamente se rendía ante el avance nazi.
En 1940 fue deportada y enviada por el régimen de Vichy a un campo de internamiento. Al año siguiente conseguiría escapar, abandonando la Francia ocupada para buscar refugio en los Estados Unidos.
 
El nazismo y la banalidad del mal
En 1961 asistió en Jerusalén, como reportera del periódico The New Yorker, al proceso contra el nazi Adolf Eichmann, un miembro de las SS que colaboró en las deportaciones masivas de judíos a los campos de concentración.
En su Informe sobre la banalidad del mal analizó la personalidad de Eichmann y de muchos como él, ciudadanos normales, que colaboraron con el régimen nazi sin cuestionarse en ningún momento la moralidad de sus actuaciones. Pese a que, según ella, no pretendía hacer filosofía moral, tan solo interpretar unos hechos, algunas de sus conclusiones desataron la polémica.
A su juicio, en el nazismo se produjo una inversión completa del sistema jurídico, de manera que la tortura y los asesinatos en masa se convirtieron en la norma.
Lo que más le sobrecoge del Holocausto es la ausencia de remordimientos en los autores y los motivos aparentemente banales y superficiales con que los agentes del régimen justificaban sus actuaciones, en concreto su obediencia ciega a las órdenes recibidas desde arriba y su escrupuloso cumplimiento del deber. Estaba convencida de que Eichmann no era un fanático. No le impulsaba el odio a los judíos, ni una motivación maligna. Actuó como actuó sencillamente porque así lo exigía el sistema. Y lo mismo pasó con tantos otros que se limitaron a ejercer su papel dentro de la brutal maquinaria nazi. No eran monstruos, ni estaban locos. Eran gente del montón, que no había desarrollado o había perdido su capacidad de pensar y de reflexionar de modo crítico.
Su defensa de la responsabilidad individual frente a la hipócrita culpabilización colectiva le granjeó muchas críticas. Donde todos son culpables, no lo es nadie, sentenció.

 

 
Defensora de la justicia
Quiso también tomar partido por otras causas, mostrando la independencia intelectual que siempre la caracterizó. Se pronunció, por ejemplo, contra la discriminación racial en Estados Unidos y condenó en numerosas ocasiones la Guerra del Vietnam y la política del Pentágono.
 
Postura frente al marxismo
Nunca se vio como una marxista, si bien reconocía en Marx valor y sentido de justicia.
Sin embargo, rechazaba lo que para ella era la mentira del comunismo y defendía que las ideologías no tienen valor si no sirven para crear un Estado que consagre la libertad política y los derechos jurídicos.
La libertad siempre es mucho más importante que el socialismo o el capitalismo, opinaba.
 
Admiración por Rosa Luxemburgo
Escribió también una biografía sobre la revolucionaria judío-alemana, marxista no ortodoxa en muchos aspectos.
Admiraba su lucha por la libertad y su compromiso por una democracia sin límites, lo que le procuró la enemistad de muchos.
 
En 2012 la cineasta alemana Margarethe von Trotta dirigió una película que da un repaso a la vida de Hannah Arendt, a la que encarna la actriz Barbara Sukowa.

 
 
Artículos
El malentendido sobre Hannah Arendt (Artículo publicado en El País en agosto de 2013)

lunes, 1 de septiembre de 2014

Humor bajo el comunismo

En las dictaduras no está bien visto hacer bromas de según qué cosa. Hay que andarse con pies de plomo. Que se lo pregunten al eslovaco Jan Kalina, que durante la Primavera de Praga mandó imprimir el libro 1001 chistes, concebido como un estudio del humor bajo el comunismo.




Cuando el libro salió por fin a la calle, al año siguiente, los carros de combate soviéticos pululaban por las calles de Praga, dando carpetazo al periodo de aperturismo impulsado por Alexander Dubcek. La tirada de 25.000 ejemplares se agotó en apenas dos semanas. Sólo entonces la burocracia prosoviética reaccionó y comenzó a investigar a Kalina, el autor. Llenaron su casa de micrófonos y a través de las escuchas practicadas encontraron indicios para detenerle. Tres años después sería juzgado. El juez le aseguró durante el juicio, en el que fue condenado a dos años de prisión, que la colocación de los micrófonos había sido obra de los servicios secretos occidentales. Sin pestañear, Kalina respondió lo siguiente: Qué chiste más bueno. Es una pena que no esté en mi libro.
En la sentencia se condena a Kalina por publicar un libro satírico que insulta con crudeza al Estado y a la sociedad de la república checoslovaca y a su solidaridad con la Unión Soviética.

domingo, 17 de agosto de 2014

El ojo del siglo XX

Al francés Henri Cartier-Bresson (1908-2004) se le considera uno de los fotógrafos más influyentes del siglo XX.
Paralelamente a su actividad como fotógrafo profesional cultivó otras disciplinas artísticas como el dibujo, la pintura o el cine.
Se formó como pintor en la academia de André Lothe, que influiría en su posterior trabajo como fotógrafo en el gusto por las composiciones geométricas.




En su trayectoria como fotógrafo se pueden distinguir tres periodos principales:

  • El primer periodo, que se extiende aproximadamente de 1926 a 1935, se caracteriza por la fuerte influencia de los principios del surrealismo.
  • El segundo periodo, que iría de 1936 a 1946, se halla marcado por su compromiso político como militante comunista, su trabajo para la prensa comunista y su experiencia en el cine.
  • El tercer periodo, que va desde 1947 hasta su retirada profesional en 1970, está consagrado a la realización de multitud de viajes por todo el mundo y de fotorreportajes para casi todas las grandes revistas ilustradas internacionales (Life, Der Stern, Época, Picture Post, Paris Match, etc.).

En sus últimos años de vida seguirá realizando con su Leica, de la que nunca se apartará, multitud de fotografías por afición, pero también retomará el dibujo y la pintura, y participará en numerosas publicaciones y exposiciones.

El surrealismo
A partir de 1926 comienza a trabajar como fotógrafo y sus primeros reportajes para la prensa se publican en la revista Vu.
Entró en contacto con los surrealistas, en especial con André Breton, Max Ernst y Salvador Dalí, cuyas ideas le influirán profundamente hasta el punto de que se le conoce como el fotógrafo del surrealismo.
Realiza sus primeros grandes viajes por Europa, África y América, siempre con la cámara a mano para fotografiar todo lo que encuentra.
Progresivamente se irá apartando de los sueños oníricos de los surrealistas e irá dando paso en su fotografía a las preocupaciones de tipo social, mostrando aquellos aspectos de la sociedad que desde el poder se quiere ocultar y retratando a mendigos, prostitutas, marginados, etc. Otras veces su objetivo será la gente sencilla y tratará simplemente de captar sus emociones.


En una ciudad francesa


En Madrid


El compromiso político
Durante el gobierno del Frente Popular en Francia, encabezado entre otros por el socialista Léon Blum, comienza a trabajar para la prensa comunista, principalmente el diario Ce Soir o el semanario Regards, con la que simpatiza en lo ideológico. Realiza, por ejemplo, un reportaje sobre cómo disfrutan los franceses de sus vacaciones tras instaurarse por ley las dos semanas de vacaciones pagadas para todos los trabajadores asalariados.
Colabora con el cineasta Jean Renoir como ayudante y actor, participando en el rodaje de las películas La vida es nuestra (1936), Una partida de campo (1936) y La regla del juego (1939).
Realiza tres documentales sobre la guerra civil española, Victoria de la vida (1937), Con la brigada Lincoln en España (1937) y España vivirá (1938), con el objetivo de recabar la ayuda internacional para el gobierno republicano
En mayo y junio de 1945 se traslada a Francia para rodar el documental Le retour, que trata del regreso a casa de los deportados y prisioneros de guerra, tras ser liberados los campos de concentración en que se habían sido confinados por los nazis.

El fotorreportaje
Con Robert Capa y otros colegas funda la cooperativa Magnum Fotos, se hace reportero y viaja por todo el mundo, viviendo en persona los principales acontecimientos de la guerra fría y realizando fotorreportajes para las grandes revistas.
A principios de 1948 viaja a la India, de la que tan solo hace unos meses se ha separado Pakistán. El 30 de enero se entrevista con Gandhi apenas unas horas antes de que sea asesinado por un fundamentalista hindú. Las fotos que toma durante el funeral del Mahatma se publicarán en la revista Life y darán la vuelta al mundo.
A finales de 1948 Life lo envía a Pekín en el momento en que el Ejército Popular de Liberación, dirigido por Mao Zedong, está a punto de derrocar al gobierno nacionalista de Chiang Kai-shek e implantar un régimen comunista.
En 1954 obtiene un visado para viajar a la Unión Soviética y permanece allí de julio a septiembre, convirtiéndose en el primer reportero occidental que realiza fotos en el país desde el comienzo de la guerra fría. Fotografía la vida cotidiana de los rusos en la calle, en el campo, en las escuelas, en las fábricas, en los espectáculos de masas, etc. Quiere mostrar que son personas como los demás, alejándose de los estereotipos que difunde la propaganda anticomunista.
A comienzos de 1963, cuando Castro lleva solo 4 años en el poder y justo después de la crisis de los misiles, viaja a Cuba por encargo de Life. Sus fotos muestran la vida cotidiana de sus habitantes y la sensualidad de las cubanas.
Retrata las manifestaciones y las revueltas que se viven en París y otras ciudades francesas durante el Mayo del 68.
Durante todos estos años de frenética actividad profesional como fotoperiodista se revela como un agudo observador de la realidad y realiza cientos de fotografías que no guardan relación con los encargos que recibe. Estas fotos, que responden a motivaciones estrictamente personales, abarcan temáticas muy diversas y le permiten explorar la relación de las personas con las máquinas, su actitud frente al consumismo, etc.


Habitantes de Shangai se agolpan a la entrada de un banco para cambiar sus billetes por oro


En Moscú


En Camagüey

sábado, 16 de agosto de 2014

La Revoltosa

Es un sainete en un acto, estrenado en 1897 en el madrileño Teatro Apolo, con libreto de José López Silva y Carlos Fernández Shaw, y con música de Ruperto Chapí.
Sus melodías, sus personajes y su costumbrismo reflejan el Madrid de su época.




La acción se desarrolla en el patio de una casa de vecinos de Madrid.
Mari Pepa y Felipe están mutuamente enamorados, pero se resisten a reconocerlo y, por el contrario, no dejan pasar la ocasión de lanzarse pullas.
Mari Pepa es La Revoltosa, la vecinita del piso alto, una garbosa planchadora y guapa chulona que trae de cabeza a todos los hombres de la vecindad, irritando a las vecinas y provocando los celos de Felipe.

Mari Pepa, con aire insinuante, les suelta a sus vecinos Cándido, Tiberio y Atenedoro lo que una mujer debe tener:
Palmito pa camelar,
boquita pa convencer
y ojitos pa trastornar.

Una de las vecinas, Soledad, canta en la verbena una guajira:
Cuando clava mi moreno
sus ojazos en los míos,
tóo el cuerpo se me enciende
y se me pierde el sentío.

Finalmente Mari Pepa y Felipe se declaran su amor en un célebre dúo, diciéndole Mari Pepa:
¡Ay, Felipe de mi alma!
¡Si contigo solamente
yo soñaba!

Y Felipe le contesta:
¡Mari Pepa de mi vida!
¡Si tan solo en ti pensaba
noche y día!

Y Felipe, ya embalado, prosigue:
La de los claveles dobles,
la del manojo de rosas,
la de la falda de céfiro
y el pañuelo de crespón;
la que iría a la verbena
cogidita de mi brazo...
¡eres tú...! ¡Porque te quiero,
chula de mi corazón...!

Y Mari Pepa le replica:
El hombre de mis fatigas,
pa mí siempre en cuerpo y alma,
pa mí sola, sin que nadie
me dispute su pasión;
con quien iría del brazo
tan feliz a la verbena...
¡eres tú...! ¡Porque te quiero,
chulo de mi corazón...!




Una reivindicación de la negritud

El artista Kerry James Marshall, nacido en Birmingham (Alabama) en 1955 y trasladado en 1963 con su familia a Chicago, lleva desde finales de los setenta comprometido en denunciar la invisibilidad de la población afroamericana de los Estados Unidos.



El artista


El principio fundamental que se halla presente en todo su trabajo es la idea de negritud o blackness, acuñada por vez primera por el escritor y político francés Aimé Césaire (1912-2008), nacido en Martinica, para reivindicar las raíces africanas de su cultura y criticar al colonialismo.
Considera que la historia del arte ha excluido a los negros del canon como sujeto (autor) y como objeto (tema o motivo) y que las escasas imágenes de negros ofrecidas los muestran como seres marginales, impidiendo la construcción de una identidad negra y una memoria colectiva. Parte de un contexto en el que no había prácticamente artistas negros como referentes y se propone subsanar por medio de su obra, en la que se entrecruzan estética y política, lo que define como un vacío del banco de imágenes en la cultura visual dominante.





Su trayectoria artística se centra en la vida cotidiana, la cultura y la historia afroamericanas, que contrasta con imágenes de los ideales occidentales.
Construye relatos de la historia cultural negra, que a veces enlaza con la historia de su propia familia.
Refleja en su obra el orgullo negro, la belleza (por medio de retratos de pin-ups y estrellas de la música negra) y las diferencias económicas.





En Yellow Quarters (1979) utiliza la técnica del collage para narrar el asesinato de su abuelo materno en una barriada de Birmingham (Alabama) así llamada. Con ello cuestiona el principio aparentemente abstracto y esteticista que muchas veces se ha atribuido al collage.


Yellow Quarters


La serie de collages Better Homes, Better Gardens (1994), en los que se entremezclan imágenes, palabras y manchas, está inspirada en las viviendas del centro urbano de Chicago y en el Movimiento Negro de Derechos Civiles.



Better Homes, Better Gardens


En la trilogía formada por Red (2011), Black (2012) y Green (2012) hace una reflexión sobre la pintura abstracta del campo de color desde una propuesta política. Los tres colores son los de la bandera panafricana usada por el Black Power. Red lleva también el subtítulo If they come in the morning, tomado de una carta que el escritor James Baldwin dirigió a la profesora Angela Davis, ambos activistas. La obra se inspira de alguna manera en la de Barnett Newman titulada Who's afraid of red, yellow and blue.



Los colores de la bandera panafricana


Dailies es una serie de tiras cómicas que lleva publicando desde hace años, en las que aborda la falta de superhéroes negros en la cultura popular y relata las experiencias de un grupo de adolescentes en un barrio sin ley de una ciudad americana. Cuando se precisa de una intervención decisiva, un superhéroe llamado Rithm Mastr enseña a los jóvenes a aplicar los poderes secretos de algunas esculturas africanas tradicionales.



martes, 12 de agosto de 2014

El exotismo de Prosper Merimée

Prosper Merimée (1803-1870), discípulo de Stendhal, es conocido por novelas como Colomba (1840) o Carmen (1845), impregnadas de exotismo y dotadas de un cierto color localista. La primera de ellas está ambientada en Córcega y la segunda, que sirvió de inspiración para el libreto de la ópera del mismo título, compuesta por Georges Bizet, en España.
Su temperamento curioso e inquieto le llevaba a interesarse por las cuestiones más dispares. Atraído por la filología, estudió griego, árabe, ruso y otras lenguas. Apasionado por la arqueología, redescubrió en 1841 los famosos tapices medievales de La dama y el unicornio, provenientes de Flandes, que se custodian actualmente en el Museo de París. Interesado por la historia y las más variadas culturas, viajó por España, Italia, Turquía, Grecia y otros países.
A España viajó por vez primera en 1830 y quedó tan entusiasmado que volvió en 1843. Amistó con la familia Montijo, especialmente con Eugenia de Montijo, que fue discípula suya y llegó a casar con Napoleón III, convirtiéndose en emperatriz.
El exotismo, entendido como el gusto por lo extranjero y lo oriental, fue una característica propia del Romanticismo del siglo XIX, que dejó su huella en escritores como Washington Irvine o Pierre Loti y en pintores como Dominique Ingres o Mariano Fortuny.


El escritor


Colomba
Es Colomba una joven corsa de unos 20 años que vive en el pequeño pueblo de Pietranera. Su padre, Ghilfuccio Della Rebbia, un general retirado que luchó junto a Napoleón en España y en Waterloo, fue asesinado a tiros a las afueras del pueblo y aunque las sospechas recaían sobre los miembros de una familia rival, nada pudo probarse. En este contexto vuelve al pueblo Orso, el hermano mayor de Colomba, y todo presagia que buscará vengar la muerte del padre.
La novela es todo un thriller que narra el enfrentamiento secular entre dos familias corsas, los Della Rebbia y los Barricini, del que son inesperados testigos el coronel irlandés Sir Thomas Nevil y su hija Miss Lidia, que están de viaje por Córcega.




Carmen
La gitana Carmen empezó trabajando como modesta cigarrera en la Fábrica de Tabacos de Sevilla y acabó convirtiéndose en jefa de una banda de contrabandistas y bandoleros. Su facilidad para embaucar a los hombres y despertar en ellos los celos marcaría su trágico final y la llevaría a morir acuchillada a manos de José el Navarro, su compañero de cuadrilla y amante.




domingo, 10 de agosto de 2014

En busca del unicornio

Estamos en el año de 1471. En el reino de Castilla impera un clima de inestabilidad. Su rey, Enrique IV, es un hombre de carácter débil y fácilmente manipulable, que solo ha tenido una hija de su segundo matrimonio, la infanta Juana, cuya paternidad es puesta en duda por un sector de la nobleza, permanentemente enfrentada y dividida en facciones que pugnan por ganarse la voluntad del soberano. En la corte castellana preocupa la cuestión sucesoria y la posibilidad cierta de que a la muerte de Enrique estalle una guerra civil.
Es en este contexto cuando entramos en el terreno de la ficción y cuando uno de los boticarios que prestan sus servicios en la corte propone administrarle al rey un brebaje que aumente su virilidad y le cure de la impotencia que le aqueja. Pero para fabricar esta pócima mágica se necesitan ciertos polvos que solo pueden extraerse del cuerno de un unicornio y este animal es desconocido en tierras cristianas, pues solo se da en África.
No queda más remedio que organizar una expedición que marche a la caza del unicornio, una arriesgada misión cuyo mando se confía a Juan de Olid, escudero del condestable de Castilla. Los expedicionarios tendrán que atravesar desde Marruecos el gran desierto de arena e internarse en el país de los negros, en el que ningún cristiano ha puesto nunca sus pies.


Tapiz flamenco de la serie La dama y el unicornio


Con esta novela de aventuras, de ritmo nervioso, ambientada a finales del siglo XV y protagonizada por un personaje ficticio, Juan de Olid, Juan Eslava Galán obtuvo en 1987 el Premio Planeta.

viernes, 25 de julio de 2014

Vidas al límite

Esta colección de reportajes de JJ Millás, publicados para El País entre 1998 y 2012, nos acerca a la vida cotidiana de personajes anónimos que se han enfrentado cara a cara con la adversidad o han tenido que luchar mucho y superarse para salir adelante. Como esa ama de casa cualquiera que vive en Getafe y tiene un hijo que padece del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, la invidente que trabaja como telefonista en un centro de rehabilitación de la ONCE o la madre que en un momento dado ve en la prostitución una alternativa. JJ Millás se convierte durante un tiempo, como el dice, en la sombra de ese personaje que se esforzará por retratarnos, acompañado a veces por el fotógrafo Jordi Socías.




La enfermedad, la discapacidad o la patología, paradigmas todas ellas de esa piedra que se interpone en nuestro camino, están con frecuencia presentes, se trate del síndrome de Down, el trastorno bipolar o el alzhéimer. Otro de los relatos nos trae el sobrecogedor testimonio de un hombre de sesenta y dos años que elige la eutanasia para quitarse de en medio sin dolor y escapar a un horizonte clínico espantoso.

A veces el entrevistado es alguien que ha consagrado su existencia a servir a la sociedad, como el doctor que está al frente de la unidad oncológica del hospital Valle de Hebrón, una especie de trinchera contra el cáncer, o la forense con plaza en los juzgados de Colmenar Viejo.

También aparecen retratados personajes públicos como Pasqual Maragall, Penélope Cruz, Pedro Almodóvar o La Mala Rodríguez. O también Ronaldo, el futbolista, pero no CR7, sino Ronaldo Luiz Nazario de Lima, al que acompañará en un surrealista viaje a Ramala, capital administrativa de Cisjordania, en el que Ronaldo ejercerá de Embajador de Buena Voluntad de la ONU.

JJ Millás se atreve incluso a presentarnos la biografía de una mosca, una mosca del vinagre o de la fruta nacida en el Centro de Biología Molecular que existe en Madrid, a la que bautizará como Catalina y que vivirá apenas un mes.

El horror de la guerra nos lleva hasta Sierra Leona o Cachemira, dos remotos rincones del mundo de los que los medios de comunicación nos cuentan más bien poco y en los que la población civil ha sido víctima de sistemáticas torturas. Los abundantes testimonios que se nos presentan resultan espeluznantes.

El último de los reportajes es un viaje al Japón, realizado en 2012, en el que JJ Millás, el fotógrafo y un colombiano que lleva treinta años en el país se internan temerariamente en la zona de exclusión decretada a raíz del accidente nuclear de Fukushima, con un contador Geiger para medir la radiactividad.

martes, 27 de mayo de 2014

Slavoj Zizek, un filósofo mediático

Esloveno y residente actualmente en Ljubliana, el filósofo y psicoanalista Slavoj Zizek se ha convertido en una celebridad en el mundo anglosajón, un conferenciante estrella que llena aulas universitarias y platós de televisión, y que lo mismo habla de cine, que diserta sobre la música de Elvis Presley o que analiza los problemas causados por el capitalismo global. Su ingenio, su celebrado sentido del humor y su pasión por la provocación le adornan.
Ha protagonizado media docena de documentales, dos de los cuales (The Pervert's Guide to Cinema y The Pervert's Guide to Ideology) han tenido un considerable éxito.

En 2008 la cineasta canadiense Astra Taylor le dedicó el documental titulado Zizek!:




Es también autor de medio centenar de libros de los temas más variados. Recientemente se ha publicado el último de ellos, El Sur pide la palabra, escrito en colaboración con el filósofo croata Srecko Horvat y prologado por Alexis Tsipras, el joven líder de Syriza. En este libro Zizek analiza el futuro de Europa tras la crisis y sostiene que Europa solo mantendrá su peso si huye de las tentaciones autoritarias y se reinventa desde su legado humanista.

Entresacamos a continuación algunas de las opiniones expuestas por Zizek en la entrevista que concedió a la periodista Lola Galán y publicada en mayo de 2014 en El País:

La crisis de 2008 no se produjo porque algún Gobierno lunático de izquierdas estuviera gastando de más, fue la crisis de sistemas bancarios liberalizados.

El capitalismo está funcionando con sistemas autoritarios.

El liberalismo como tal está perdiendo Europa, y solo hay dos alternativas, una Europa autoritaria o inventar algo nuevo.

Admiro muchas cosas de los chinos, pero practican el neocolonialismo económico de forma muchísimo más brutal que el capitalismo occidental.

Zizek tiene también un pasado político en su país. Fue comunista crítico y candidato liberal-demócrata a la presidencia eslovena tras su independencia.

Entrevista completa para El País (mayo de 2014)

sábado, 17 de mayo de 2014

El ferrocarril del Canfranc

Esta legendaria línea de ferrocarril, muy querida por los aragoneses, estuvo en funcionamiento durante el periodo 1928-1970, con algunas interrupciones, y permitió la conexión entre España y Francia a través de los Pirineos, atravesando los trenes el túnel fronterizo de Somport, que con sus 8 km. de longitud era uno de los más largos de Europa cuando se construyó.
 
 


El Manifiesto de 1853
Una junta de notables se reúne en Zaragoza y elabora un manifiesto en el que reclaman a los gobiernos de España y Francia la construcción de una vía férrea a través de los Pirineos Centrales. El Gobierno francés desestima la propuesta y apuesta por la línea París-Hendaya-Irún para la conexión con España y Madrid.
Solo años después volvería a retomarse el proyecto.

Las obras
En 1914 comienzan por fin las obras.
En primer lugar se acometen el trazado de la vía, la construcción de los puentes y la perforación de los túneles, entre ellos el de Somport.
La plataforma o explanada ferroviaria en la que se construiría la estación internacional se levantó con los propios escombros del túnel. Fue necesario desviar el cauce del río y se construyeron casas para albergar a técnicos y obreros.
Hubo también que llevar a cabo una reforestación masiva de las laderas que circundaban la explanada, con vistas a frenar la erosión e impedir la caída de rocas y muy especialmente la de aludes de nieve durante el invierno. Se plantaron nada menos que 7 millones de árboles.
En esto estalló la Primera Guerra Mundial, lo que supuso un parón serio en las obras.
Tras el conflicto bélico se reanudaron los trabajos. Es entonces cuando se construye en hormigón el enorme edificio modernista de la estación, a imitación de los palacios franceses del siglo XIX. Consta de tres alturas, la última de ellas una mansarda de pizarra. Su longitud es de 240 metros, superando en 14 metros al Titanic. En su interior albergaba las aduanas en las que se llevaría a cabo el control de mercancías y personas, así como el hotel internacional que daría hospedaje a los viajeros. Alfonso XIII quiso que se hiciera un majestuoso edificio que proyectara una buena imagen de España en el exterior y demostrara que el nuestro era un país moderno e industrializado.

La inauguración y el difícil despegue
Tras muchas dilaciones llegó por fin el ansiado momento y un 18 de julio de 1928 pudo inaugurarse la línea, contando la ceremonia con la presencia del mismísimo Alfonso XIII y de su homólogo francés, Gaston Doumergue, presidente de la República.
Pero la nueva línea no logrará despegar. A las pocas semanas de su inauguración se incendió el ala sur, quedando destruida casi la mitad del edificio. A lo anterior se unieron la crisis económica y los conflictos de intereses. La compañía que explotaba la línea, y que también gestionaba la de Irún, apostó por esta última, al ver que la Canfranc no le salía rentable y no le cuadraban las cuentas, estableciendo una subida de tasas para el transporte de mercancías por Canfranc.
En esto estalló la Guerra Civil y los nacionales de Franco decidieron unilateralmente cerrar el túnel de Canfranc, quedando interrumpido el tránsito internacional.
Concluida la Guerra Civil, España quiso reabrir la línea pero entonces se topó con las reticencias de Francia, que intentó retrasarlo.



 
Años de esplendor
La época dorada del ferrocarril del Canfranc coincidiría con la segunda Gran Guerra.
Al estallar el conflicto bélico, los pasos ferroviarios de Irún y La Junquera fueron bombardeados y quedaron inutilizados, lo que motivó la reapertura de la línea de Canfranc, que cobró gran importancia estratégica y rápidamente se revitalizó.
Pese a la supuesta neutralidad de España, lo cierto es que Franco jugaba a dos barajas y permitía que la línea fuera utilizada por unos y otros:
  • Los alemanes se abastecían de wolframio que compraban a Portugal y a España, y destinaban a la fabricación de armamento; las mercancías que exportaban de América del Sur eran desembarcadas en Portugal, cargadas en tren para atravesar la Península y traspasadas en Canfranc a trenes franceses para continuar su camino (durante el transbordo era corriente que parte de la mercancía se quedara en el pueblo).
  • Al quedar el paso fronterizo dentro de la Francia liberada hasta el invierno de 1942, por aquí escaparon de la persecución nazi muchos refugiados franceses, judíos o húngaros y encontraron su salvación, conociéndose por entonces a la línea como el Tren de la Libertad.
Pero en el invierno de 1942 toda Francia quedó bajo control alemán. En la parte francesa de la estación se arrió la bandera tricolor y se izó la alemana con la esvástica. En la práctica, Canfranc se convirtió en el único municipio de España ocupado por los alemanes, pese a que teóricamente no podían cruzar la frontera. Al no haber un control estricto, los alemanes impusieron aquí su ley hasta el verano de 1944, divirtiéndose en el casino y en locales atrevidos.
No obstante, el auténtico protagonista de estos años fue Albert Le Lay, jefe de la aduana francesa, al que se conocía como el Rey de Canfranc, un agente doble que montó una red de espionaje y contraespionaje para facilitar información a las tropas aliadas.

Nuevo cierre e incendio
En 1944 la resistencia francesa dinamitó uno de los puentes por los que pasaba el tren, retirándose entonces los alemanes de Canfranc. Franco, temeroso de una invasión exterior, aprovechó la ocasión para tapiar el túnel fronterizo a fin de evitar que los maquis y los miembros de la resistencia penetraran en España. Se puso así término al periodo más glorioso de la línea.
En ese mismo año se produjo un virulento incendio en el pequeño pueblo de Canfranc, que quedó prácticamente destruido y fue abandonado. Muchos de sus vecinos se instalaron en el barrio de la estación; otros emigraron al extranjero e incluso a América. El pueblo de Canfranc fue adoptado por Franco mediante un decreto de urgencia, ordenándose descontar un día de haber a todos los funcionarios del país para ayudar a los damnificados por la catástrofe, aunque hay quien sostiene que ese dinero nunca llegó.

Reapertura y declive 
En 1948 se reabrió la vía gracias al convenio firmado por los gobiernos francés y español. Ambos Estados se comprometieron a no cerrar nunca la línea sin el consentimiento expreso de la otra parte, lo que Francia incumpliría en 1970. Pero para entonces Irún y La Junquera habían recuperado su supremacía y el valor estratégico de Canfranc había vuelto a ser muy secundario. Nada volvería a ser como antes.
Los años 50 y 60 marcan el declive de la línea. El gobierno francés prefirió invertir en la línea de Irún y la cantidad de trenes que circulaba por Canfranc fue disminuyendo. A menudo los trenes de mercancías españoles llegaban vacíos a la frontera, sin nada que exportar. La compañía nacional francesa quiso cerrar la vía argumentando que no le era rentable, pero el gobierno español se negó.
En 1970 ocurrió un extraño accidente en la vertiente francesa. Un pequeño tren cargado de maíz, que subía hacia Somport, descarriló y destruyó el puente metálico que salvaba el barranco de L'Estanget. Este accidente sirvió de excusa al gobierno francés, que nunca reparó este tramo de vía, para liquidar definitivamente la línea. Hay incluso quien sostiene que el accidente pudo ser provocado.



 

El último jefe de estación francés
Es curiosa la historia de Joseph Guza-Calix.
Se incorporó a su trabajo como jefe de estación en 1969, pero su actividad duró muy poco. Un año después un tren descarriló en el puente francés de Estanguet y la vía quedó inutilizada para siempre. El gobierno francés aseguró que repararía el tramo pero nunca cumplió su promesa. En virtud del acuerdo firmado años atrás, que impedía el cierre de la línea sin el consentimiento de ambos Estados, Francia mantuvo a su jefe de estación en Canfranc como muestra de buena voluntad.
De esta manera Guza-Calix estuvo al frente de la estación francesa y cobró su sueldo durante 15 años, pero nunca vio llegar un tren de su país, ni tuvo que tocar el silbato para dar la salida a una máquina.
En 1984 Guza-Calix se jubiló y marchó a su pueblo natal. Nadie lo sustituiría nunca.

¿El futuro?
Los gobiernos francés y español firmaron en 2000 en Santander y en 2001 en Perpignan un acuerdo para reabrir la línea a finales de 2006, pero fue incumplido.
Actualmente se discuten dos proyectos.
Un primer proyecto contempla la rehabilitación del edificio para que posteriormente un inversor pueda instalar en él un hotel con equipamientos turísticos, culturales y deportivos.
El otro proyecto consiste en el acondicionamiento de la línea férrea en su vertiente francesa para reabrirla y unirla al tren de alta velocidad que se ha desarrollado en España y a las líneas de alta velocidad europeas. No resultaría costoso. La infraestructura más cara ya está hecha (túneles, puentes, viaductos, etc.). Bastaría con sustituir los raíles, poner las traviesas, echar nuevo balasto y electrificar la línea. En la coordinadora CREFCO opinan que la inversión que habría que hacer está justificada desde el punto de vista técnico, medioambiental y económico. Pero ¿hay interés político en ello? ¿Quizá lo veamos para 2020?

Enlaces:
Coordinadora para la Reapertura del Ferrocarril Canfranc-Oloron (CREFCO)
 
Fuentes:
Artículo en la Revista Península, nº 7, noviembre de 1998, págs. 82 a 85, escrito por Núria Parera.
La dama olvidada, documental sobre el Ferrocarril del Canfranc, dirigido por Juan Falque.

Otra bibliografía:
El santuario, novela escrita por Iñaki Biggi y ambientada en la estación de Canfranc.
El oro de Canfranc, por Ramón J. Campo, periodista y escritor.
Santiago Parra, Catedrático de Derecho, es autor de diversas publicaciones sobre el Ferrocarril del Canfranc.
 

Antonio Gramsci y los hermanos Pasolini

Nacido en la isla de Cerdeña, en Ghilarzi, Antonio Gramsci (1891-1937) fue periodista, militante socialista y filósofo marxista. Pertenece a una generación que nació a finales del siglo XIX y participó activamente en la vida pública y en política en pleno siglo XX, enfrentándose al fascismo con todas sus fuerzas; muchos sucumbieron y perdieron su vida en el envite; otros, como él, pasaron por la cárcel.


 
 
Su teoría política parte de la idea de que la toma de conciencia es siempre el paso previo para la acción. Preocupado por la búsqueda de la coherencia, en su pensamiento trató de aunar teoría y práctica y sostuvo que ha de haber teóricos o intelectuales y ha de haber también activistas.
 
Odio a los indiferentes.
Creo que vivir quiere decir
tomar partido.
Quien verdaderamente vive
no puede dejar de ser
ciudadano y partisano.
La indiferencia y la abulia
son parasitismo,
son bellaquería, no vida.
Por eso,
odio a los indiferentes.
 
Mussolini, que en su juventud había sido militante comunista, se refirió despectivamente a él como ese enano comunista sardo.
El fiscal del juicio que lo condenó a prisión, afín al régimen fascista, dijo: Por veinte años debemos impedir a este cerebro funcionar.

En prisión Gramsci escribiría Los cuadernos de la cárcel (Quaderni dal carcere), que constituyen el núcleo central de su obra.
Estando en la cárcel cayó enfermo de tuberculosis. Su situación suscitó un escándalo internacional y acrecentó la oposición al régimen fascista de Mussolini. Pasó por varias clínicas penitenciarias y seis días antes de su muerte, cediendo a la presión internacional, fue puesto en libertad condicional por el Duce.
 
Tutti i semi sono falliti, eccettuato
uno che non so ancora cosa sia,
ma che probabilmente é un fiore
e non un erbaccia.
 
Todas las semillas han fallado,
excepto una,
que todavía no sé bien qué es,
aunque probablemente es una flor
y no una mala hierba.
 




En 1957 Pier Paolo Pasolini publicó, en homenaje a su hermano Guido, muerto en plena juventud luchando contra el fascismo, un libro de poesía que tituló Las cenizas de Gramsci (Ceneri di Gramsci). Inspirándose en la ideas de Gramsci, Guido Alberto Pasolini tomó las armas y se unió a la resistencia italiana que se había levantado contra Mussolini. Semanas después sería capturado y asesinado, tras un intento de fuga.

viernes, 16 de mayo de 2014

Thomas Cook y el primer tour operador

El inglés Thomas Cook fue todo un pionero del negocio turístico. A mediados del XIX fundó una pequeña empresa dedicada a organizar viajes, que es considerada la primera agencia de viajes de la historia. Inicialmente ofrecía solo cortos viajes dentro de Inglaterra, incluidas visitas a la Exposición Universal de Londres, pero pronto se decidiría a dar el salto al continente.




En el verano de 1863 organizó un tour a Suiza, un país pobre y desconocido para los ingleses, que a partir de entonces se pondría de moda y, gracias a sus enormes montañas, se asociaría con valores como el descanso o la salud. A este mítico viaje, que bien podría ser el primer tour organizado de la historia, se apuntaron siete personas, cuatro mujeres y tres hombres. Partiendo de Londres, los viajeros visitaron París y de allí se dirigieron a Ginebra y luego a Chamonix, donde visitaron la Mer de Glace, al pie del Mont Blanc. Desde allí volvieron a cruzar a Suiza, recorriendo las regiones del Valais y de Oberland, con localidades como Sion, Interlaken, Grindelwald (al pie de la cara norte del Eiger) o Lucerna. Iniciaron el regreso por Neuchatel, entrando de nuevo en Francia y volviendo a hacer escala en París. Los medios de transporte empleados en el viaje fueron el barco, el tren, la diligencia o las mulas. Incluso hubo tramos por Suiza que los viajeros tuvieron que realizar a pie.

Parece que en pocos años Suiza se dotó de infraestructuras turísticas a la última y se convirtió en un destino turístico la mar de popular. En la novela Tartarín en los Alpes, escrita por Alphonse Daudet y publicada en 1888, tan solo 25 años de aquel primer tour que Thomas Cook impulsó, nos encontramos este revelador diálogo:
- Suiza, hoy en día, señor Tartarín, no es más que un vasto Kursaal, abierto de junio a septiembre; un casino panorámico en el que viene a distraerse la gente de las cuatro partes del mundo y que es explotado por una compañía riquísima, dueña de centenares de millones de millones y que tiene sus centros en Ginebra y en Londres. Hacía falta dinero, como podrá usted comprender, para arrendar, engalanar y poner en estado de explotación todo ese territorio, lagos, bosques, montañas y cascadas; para pagar a un pueblo de empleados, de comparsas, e instalar sobre las más altas cimas hoteles estupendos, con gas, telégrafos y teléfonos.
- Es verdad, en efecto -dice Tartarín-, que recuerda el Rigi.
- ¡Que si es verdad...! Pero aún no ha visto usted nada... Avance un poco por este país. No encontrará un rincón que no esté truncado y maquinado como los fosos de la Ópera. Cascadas iluminadas a giorno, torniquetes a la entrada de los ventisqueros, y para las ascensiones muchos ferrocarriles hidráulicos o funiculares. Sin embargo, la compañía, pensando en su clientela, de ingleses y de americanos escaladores, conserva algunos Alpes famosos, la Jungfrau, el Monje, el Finsteraarhorn, su apariencia peligrosa y salvaje, aunque en realidad no hay más riesgos allí que en otra parte.
- No obstante, las grietas, querido, esas horribles grietas... ¿Se cae en ellas?
- Cae usted sobre la nieve, señor Tartarín, y no se hace daño; siempre hay abajo, en el fondo, un portero, un botones, alguien que le levanta, le sacude y le cepilla la nieve, y amablemente se informa: "¿El señor no trae equipajes?".

Hoy la empresa Thomas Cook no se parece en nada a la empresita puesta en marcha por su fundador hace más de siglo y medio. Se ha convertido en un gran operador turístico, una multinacional que cotiza en la Bolsa de Londres, posee una flota de un centenar de aviones y emplea a más de 30.000 trabajadores.
 

martes, 13 de mayo de 2014

Tartarín de Tarascón

Es Tartarín un héroe atípico, creado por la imaginación del escritor francés Alphonse Daudet y protagonista de las más insospechadas aventuras.
Nacido y residente en Tarascón, una villa del Mediodía francés, a orillas del Ródano, entre Aviñón y Arlés, Tartarín es un hombre de mediana edad, un poco regordete, simpático, un tanto atolondrado, a veces fanfarrón, pero muy querido por sus vecinos, que suelta a menudo expresiones en provenzal. Por su apariencia y por su manera de manejarse representa más al antihéroe que al héroe. Las circunstancias lo empujan a vivir una serie de aventuras plagadas de situaciones a menudo absurdas, que tienen más de antiaventuras que de aventuras heroicas. Las influencias del Quijote en el personaje son más que evidentes.

En la primera de sus novelas, publicada en 1872, Tartarín marcha a Argelia, a cazar leones en la cordillera del Atlas. Pero en Argel la Blanca conoce a Baïa, una joven morita de la que se enamora, y se va vivir con ella a una casita con patio interior en la casbah. Esto le apartará del propósito de su viaje durante varias semanas.
Uno de los personajes, el príncipe montenegrino Gregory, le explica a Tartarín cómo el borriquillo argelino, por pequeño y débil que parezca, lo soporta todo y es capaz de llevar cualquier carga por pesada que sea. Resulta curioso cómo en este punto hace referencia al sistema de organización colonial que los franceses aplicaban en Argelia:
Arriba, dicen, está el señor gobernador con un gran garrote, y que pega al estado mayor; el estado mayor, para vengarse, pega al soldado; el soldado pega al colono, el colono pega al árabe, el árabe pega al negro, el negro pega al judío, el judío, a su vez, pega al borriquillo, y el pobre borriquillo, no teniendo nadie a quien pegar, tiende los lomos y lleva todo.




Tartarín en los Alpes
En esta segunda entrega, publicada en 1888, nos encontramos con que Tartarín se ha convertido en presidente del Club Alpino La Tarasca, un grupo de montaña surgido en su villa.
Esta vez nuestro intrépido viajero, siempre ávido de emociones, se desplaza a Suiza, con el objetivo de practicar el alpinismo en solitario y plantar el estandarte tarasconense más alto que nadie.
Su destino inicial será la pequeña localidad de Vitznau, a orillas del lago de los Cuatro Cantones, y desde ella subirá al monte Rigi, que pese a tener solo 1.800 metros de altura es conocido como la Regina Montium o Reina de las Montañas. Tartarín opta por subir a pie, aunque ya por entonces funcionaba el ferrocarril de cremallera que ascendía hasta su cumbre (se había construido en 1871 y era el primero en su género de Europa). En el inmenso hotel de montaña levantado en la cumbre, a dos pasos de la terminal del ferrocarril, hará Tartarín noche y durante la cena, servida en el comedor, abarrotado de distinguidas personalidades, extrañará el silencio general y se sentirá ignorado.
Tartarín conocerá a un grupo de exiliados rusos, los nihilistas, activistas comprometidos con la liberación del pueblo ruso, que están dispuestos a llevar a cabo cualquier acción o a perpetrar cualquier atentado con tal de derribar al régimen zarista.
Irracionalmente atraído por Sonia, la joven rusa de ojos azules, Tartarín estará a punto de verse involucrado en las actividades revolucionarias y conspirativas de los nihilistas. Le salvará de ello la providencial llegada a Interlaken de tres convecinos venidos expresamente de Tarascón para apoyar a su presidente: el comandante Bravida, el barbudo Excourbaniés y Pascalón, el joven ayudante del boticario, que traía la banderola del club.
El objetivo de Tartarín es ahora ascender la Jungfrau y para ello contrata los servicios de dos afamados guías que viven en Grindelwald. Sus tres amigos provenzales, Bravida, Excourbaniés y Pascalón, acompañarán a su presidente y a los dos guías hasta la entrada al glaciar Guggi, donde Tartarín se calzará sus garfios Kennedy, una especie de zuecos herrados, con tres enormes y fuertes puntas, que se abrochan con correas. Pero las puntas se hundirán tanto en el hielo que Tartarín se queda completamente clavado y no tiene más remedio que soltar sus correas y dejar los garfios ahí en medio de la nada. Tras hacer noche en una cabaña o hütte, en la que coinciden con otros alpinistas, reanudan la ascensión final de madrugada. La progresión será penosa y no exenta de peligros, llegando a caer en una grieta, al romperse un puente de hielo, Tartarín y uno de los guías. Se encordarán para ascender por una estrecha cresta helada, tallando escalones con el pico del alpenstock o bastón de montaña. En la cumbre se desatará la alegría y romperán a cantar entusiasmados mientras hacen ondear la bandera tarasconense.
Cumplido el objetivo, Tartarín y la delegación emprenden el regreso a Tarascón, vía Ginebra, pero... en una escala que hacen de camino en esta última ciudad les llega la noticia de que Costecalde, Vicepresidente del Club Alpino La Tarasca, está a punto de partir de Tarascón para intentar subir al Mont Blanc y eso Tartarín no lo puede permitir, no puede ser que otro paisano le arrebate la gloria. Y decide súbitamente cambiar de planes y dirigirse de inmediato a Chamonix, la aldea saboyana, para adelantarse a Costecalde y ser el primer tarasconense en coronar el Mont Blanc, el rey de los Alpes. La delegación acompaña a Tartarín muy a regañadientes y en el hotel de Chamonix, donde se topan con Bompard, otro tarasconense, que se hace pasar por guía alpino, contratan guías de verdad, mulas y cargadores (porteadores) para la ascensión. A la mañana siguiente parte la expedición y toma un camino mulero hasta el chalé de la Pierre-Pointue, donde la delegación se dará la vuelta, continuando solo Bompard y Tartarín en representación de Tarascón. En el alto de Grand-Mulets pasarán la noche en una cabaña con guarda. Al día siguiente, les esperará el glaciar de los Bossons y el ataque a la cumbre. ¿Alcanzará Tartarín la gloria? ¿Logrará escapar de los peligros que la gran montaña esconde a cada paso?


lunes, 5 de mayo de 2014

Jan Palach, el mártir de la Primavera de Praga

Era Jan Palach un universitario checo que estudiaba historia y políticas. Como muchos jóvenes de su época, también él quería un futuro en libertad para su país.


 


En enero de 1968 Alexander Dubcek, líder del partido comunista checoslovaco y jefe de gobierno de su país, inició un proceso de reformas liberalizadoras para darle al socialismo otra cara e impulsar lo que se llamó un socialismo de rostro humano.
Este proceso reformista, que respondía al sentir de la gente, fue bautizado como Primavera de Praga. Se aprobó, entre otras medidas, el levantamiento de la censura de prensa. El pueblo checo, en su mayoría, veía con esperanza la nueva senda que se abría.
La Primavera de Praga se iba consolidando como una revolución pacífica, hecha desde las instituciones, que respondía al sentir mayoritario del pueblo. Evidentemente desde Moscú no se veía con especial simpatía lo que estaba pasando.
Unos meses después, en agosto de 1968, los tanques soviéticos y otras tropas del Pacto de Varsovia invadían Checoslovaquia y aplastaban la revolución. En los enfrentamientos se producen cerca de 50 muertos.
A raíz de esta violenta intervención se hizo popular en Checoslovaquia el chiste siguiente: ¿Cómo visitan los rusos a sus amigos? En tanque.
Se inicia entonces un proceso de normalización para devolver al país a la más rigurosa ortodoxia soviética. Dubcek es destituido y relevado por Husak como primer secretario del partido comunista. Los dirigentes del partido y del gobierno son arrestados, llevándose a cabo una depuración entre aquellos considerados liberales. Las reformas efectuadas por Dubcek son abolidas. Los escritores e intelectuales checoslovacos que habían apoyado las reformas son tachados de disidentes y reprimidos con dureza por el régimen comunista. Comienza a publicarse un periódico filosoviético de tintes panfletarios, titulado Zpravy (Noticias), en el que se alude a la invasión como un acto de ayuda fraterna.
 


En enero de 1969 el estudiante Jan Palach, que contaba solo 20 años, se quemó a lo bonzo en Praga, en la plaza de San Wenceslao. A los tres días murió a consecuencia de las quemaduras sufridas. Fue su manera de protestar contra la ocupación, la represión y la política de normalización decretadas desde Moscú. En los meses siguientes otros dos estudiantes harían lo mismo que él, uno en Praga y el otro en Jihlava.
Los funerales de Jan Palach fueron multitudinarios. Se había convertido en un símbolo de la resistencia pasiva del país.
En los años siguientes, los días 21 de agosto (aniversario de la invasión soviética) y 16 de enero (aniversario de su autoinmolación) la tumba de Jan Palach en Praga se llenaba de flores. Estas manifestaciones no eran del agrado de las autoridades comunistas.
Un día de otoño de 1973, a las cuatro de la mañana, agentes de la policía se personaron en el cementerio, desenterraron los restos mortales de Jan Palach, los incineraron en el crematorio y se los dieron a su madre en una urna. Un ejemplo más de la cobardía y de la miseria moral que caracteriza a los regímenes totalitarios.

La directora de cine Agnieszka Holland rodó el año pasado Hořící Keř (Arbusto Ardiente), una película que recuerda la figura de Jan Palach.


   

domingo, 4 de mayo de 2014

La brujería en Navarra

Al aproximarnos al hecho brujeril encontramos cómo se repite por toda Europa y en distintas épocas una trilogía o asociación de tres elementos o fuerzas que se presentan simultáneamente:
  • Luna.
  • Noche.
  • Mujer: Su protagonismo es en líneas generales superior al del hombre.

Acusaciones 
Las noticias sobre estas prácticas se hacen frecuentes en Navarra a partir del siglo XIV, especialmente en su montaña. Cabe suponer que el fenómeno se daba también en siglos anteriores, aunque no tengamos constancia escrita de ello.
En el siglo XVI y en los comienzos del XVII tienen lugar en Navarra una serie de procesos muy sonados contra la brujería, instruidos en su mayoría por los tribunales civiles y solo puntualmente por la Inquisición.
Entre los acusados predomina el tipo de la bruja rural (las brujas superan en número a los brujos), más vieja que joven, que con frecuencia presenta alguna anormalidad física o psíquica.
Habitualmente se acusa a brujos y brujas de hechos similares (fabricar y aplicar polvos y ungüentos dañinos, hechos con pieles desolladas de sapos, echar el mal de ojo, lanzar maleficios que causan desgracias y daños a campos, animales o personas, etc.). En las acusaciones se observa cómo a menudo se confunden las actividades brujeriles con las profesiones de curandero o de adivino. Las persecuciones se hacen más frecuentes en épocas de epidemias o malas cosechas.
Por lo general, los acusados son gente de baja condición, ignorantes y analfabetos, pero encontramos algunas excepciones, como la de Lope de Esparza, alcalde del valle de Salazar, o la del famoso Brujo de Bargota, que era clérigo y que comparecería en el auto de fe de Logroño de 1610.
En la mayoría de los casos las acusaciones no tienen base ninguna y están motivadas por malquerencias, odios, supersticiones o prejuicios, lo que explica que en muchas ocasiones los acusados fueran protegidos por los sacerdotes locales.
Sorprende también que en muchos casos se dé crédito a las acusaciones vertidas por niños de corta edad, a menudo influenciados por personas mayores.
Los aquelarres
Los ayuntamientos o reuniones de brujos y brujas tienen lugar en las noches de los viernes en alguna campa o cueva (como las cuevas de Zugarramurdi o Alli). Se celebran funciones extraordinarias las vísperas de las principales fiestas del año.
En ellos se rinde homenaje y se idolatra a Belcebú por medio de diversos ritos y ceremonias, en los que con frecuencia se advierte un trasfondo sexual. Los asistentes danzan al son del rabel y el tamboril, y asisten a misas negras presididas por algún brujo o bruja que se pone sobre la cabeza unos cuernos de cabrón para encarnar a Satanás. Suelen darse escenas lúbricas e incluso orgías en las que se llega a la comunión carnal del demonio con sus fieles. Tanto desenfreno debe acabar antes de que cante el gallo.


El aquelarre de Goya


Conflictos de competencias
En Navarra fueron los tribunales civiles, el Tribunal de la Corte en primera instancia y el Consejo Real en segunda, sin posibilidad ya de apelación, quienes dictaron sentencia en la mayor parte de las causas por brujería (el auto de fe de Logroño, instruido por la Inquisición en 1610, es una excepción), pero a menudo surgieron discrepancias con los inquisidores de Calahorra y Logroño. Ello se debe a que no estaban bien deslindadas las jurisdicciones de los tribunales civiles y eclesiásticos.
Una cédula real de 1530 trató de delimitar las competencias de unos y otros tribunales para resolver la cuestión, estableciendo lo siguiente:
  • Los tribunales eclesiásticos (o del Santo Oficio), que dependían de la Inquisición, debían juzgar a los acusados de herejía solo en lo tocante a la ortodoxia y la fe. Los reos debían confesar sus culpas, retractarse, pedir misericordia y abrazar la Cruz.
  • Los tribunales civiles navarros (o de la Corte), que dependían del Consejo Real (o Supremo del reino), se encargaban de juzgar los demás delitos, en particular los actos puramente brujeriles, los envenenamientos, los contrarios a la moral sexual vigente, etc.
En definitiva, se establecía que el Consejo Real debía entregar a la Inquisición los presos que tenía por presuntos delitos de brujería, a fin de que fuesen juzgados por estos solo en lo tocante a la fe; luego debían ser remitidos de nuevo a los tribunales ordinarios o civiles navarros para ser juzgados de otros delitos que pudieran haber cometido. A pesar de que el asunto parecía quedar zanjado, se seguirían produciendo enfrentamientos entre tribunales civiles y eclesiásticos.

Castigos
Destacan por su dureza las sentencias de los tribunales civiles navarros en los procesos de Burguete (1525), Anocíbar (1576) o Aráiz (1595), que condenan a muerte a varios acusados. Supera a las anteriores el proceso incoado por la Inquisición en 1610, en Logroño, contra las brujas de Zugarramurdi, en el que siete de ellas serían quemadas en la hoguera.
En los restantes casos las condenas consisten en penas de cárcel, en azotes o en el destierro.
Los procesos de Elgorriaga (1610) o Arráyoz (1612) constituyen un caso aparte. En ellos se aprecia un giro total en las sentencias dictadas y los acusadores son finalmente condenados por difamación y malos tratos a los acusados.

Procesos contra la brujería en Navarra


Ituren y su comarca (1525)
Los aquelarres se celebraban en el Mendaur, el rey de los montes de la comarca, también llamado Mandaurre o Abalegui en aquella época.
El proceso fue conducido por el Consejo Real, que designó al comisario y bachiller Antón de Huarte para visitar la comarca y hacer las averiguaciones. Le cupo dictar sentencia a Bernald Cruzat, justicia de Pamplona. Los acusados tuvieron la suerte de contar con jueces benévolos.


Valcarlos y Roncesvalles (1525)
En el proceso intervino el licenciado Balanza, comisionado por el Consejo Real.
La sentencia fue cruel en este caso y hubo penas de hoguera para varias de las brujas acusadas.
Un lunes del mes de junio fueron quemadas las brujas en Burguete. El hecho debió causar gran impresión en la montaña navarra.


Valle de Salazar (1539)
Los dos núcleos brujeriles más importantes fueron Ochagavía y Esparza.
Las informaciones iniciales son recabadas por el bachiller Leoz y el proceso lo conducen el comisario Camús, enviado por la Inquisición, y un tal Beruete, alguacil enviado por el Tribunal de la Corte.
Los ayuntamientos de brujos tenían lugar en la plaza pública y en las eras los lunes, miércoles y viernes.
Entre los delatados está el propio alcalde del valle, un tal Lope de Esparza, que sería condenado a dos meses de destierro.

Ciordia (1575-1576)
Se encarga al escribano Pérez de Huarte que lleve a cabo una investigación en Echarri-Aranaz y en los valles de Araquil y Burunda.
Fue acusada la octogenaria Gracia Martiz y condenada por el Tribunal de la Corte, pese a la inconsistencia de las pruebas (meras declaraciones de sus convecinos, basadas en prejuicios, en la superstición o en la mala fe). Fue primero encerrada en la cárcel de Pamplona y, tras cuatro meses, la pena de prisión le es conmutada por el destierro perpetuo del reino.

Burguete (1575)
A las acusadas, Graciana de Loizu y otras brujas, se les achacan varias muertes, aunque las pruebas parecen basadas en declaraciones totalmente inconsistentes. A Graciana se le condena a 10 años de destierro del reino, siendo absueltas las demás.

Anocíbar (1575)
La acusación fue presentada por Pedro de Esáin, abad de Ciarruz y Anocíbar.
Para hacer las averiguaciones pertinentes acudió el licenciado Ozcoidi, enviado por el Tribunal de la Corte.
Todos los encausados pasaron a las cárceles de Pamplona, donde fueron sometidos a tormento para arrancarles la verdad.
Finalmente tres de los acusados fueron condenados a muerte, pese a que las condenas se basaron en declaraciones plagadas de contradicciones y prestadas incluso por niños. Solo pudo ejecutarse la pena de muerte en un caso; los otros dos reos habían ya muerto en prisión para entonces.

Ulzama y valle de Anué (1575)
Se desplaza hasta allí el bachiller Ozcoidi para hacer las averiguaciones.
Los tres encausados fueron juzgados por los tribunales civiles y la sentencia decretada fue bastante moderada, reduciéndose a cinco años de destierro en dos de los casos y a una pequeña multa en el otro.

Valle de Larraun (1576)
Es la propia Inquisición quien inicia las pesquisas y quien luego envía a la zona a un comisario de los tribunales civiles navarros.
No hubo sentencias condenatorias.


San Martín de Amézcoa (1576)
Se desplazó al lugar el comisario Diego de Oñate.
Los acusados encontraron buenos valedores que desmintieron las calumnias vertidas contra ellos, motivadas por intereses y malquerencias.
La sentencia fue condenatoria y los acusados fueron desterrados durante dos años.

Valle de Aráiz (1595)
Las primeras declaraciones fueron tomadas pro el alcalde de los siete pueblos del valle, Fermín de Lodosa.
Celebraban los aquelarres en la cueva de Alli, en los que de adoraba a Belcebú.
Hasta 17 acusados fueron conducidos a las cárceles de Pamplona, donde fueron interrogados por Ozcáriz y Tejada, alcaldes de la Corte. Parece que también la Inquisición tuvo también alguna intervención en el proceso.
Muchos de ellos murieron de hambre antes de que se pronunciara la sentencia.
El licenciado Caparroso se trasladó a la zona para hacer averiguaciones sobre muertes de niños, despeñamientos de ganado y otros accidentes que eran atribuidos a los brujos, pero no se sacó nada en limpio. Probablemente muchas de las desgracias respondían a enfermedades y otras causas naturales.
Muchos terminaron por desmentir ante los jueces de Pamplona lo que inicialmente habían afirmado.
En todo este tiempo fallecieron muchos acusados, quedando solo tres de ellos vivos en el momento de dictarse sentencia, que fue absolutoria para Gracia de Usabarrena, única mujer superviviente, y condenatoria para Johan Martiz de Barazarte y Johanes de Zamarguiñarena (200 azotes y destierro perpetuo del reino para el primero, 100 azotes y 6 años de destierro para el segundo).

Las brujas de Zugarramurdi y el auto de fe de Logroño (1610)
Probablemente sea el proceso que alcanzó una mayor resonancia.
Fue conducido por la Inquisición y visitó la zona el inquisidor Alvarado.
En los aquelarres actuaban como reina Graciana de Barrenechea y como rey su marido, Miguel de Goiburu. En un ambiente festivo se bailaba al son de la flauta y el tamboril, tenía lugar una misa que oficiaba el demonio, se cometían actos sacrílegos e incluso se llegaba a la comunión carnal del demonio con sus fieles.
Se acusó a brujos y brujas de haber causado la muerte a algunos vecinos.
Resultaron implicadas en actos brujeriles cerca de 300 personas. 40 de ellas fueron finalmente llevadas a Logroño para ser juzgadas por la Inquisición.
El auto de fe se celebró los días 7 y 8 de noviembre de 1610. Los que se retractaron fueron perdonados; los siete que se resistieron y no se retractaron fueron quemados en la hoguera.


El auto de fe de Goya


El Brujo de Bargota
Se llamaba Johanes y era oriundo de Castilla y de estirpe hidalga. Hizo estudios eclesiásticos en Salamanca y ejerció como clérigo.
Aficionado a la nigromancia, realizaba conjuros y elaboraba pócimas y brebajes para curar enfermedades. Tenía una biblioteca con muchas obras sobre magia. Se desplazaba a la cercana Viana y a otros pueblos de la comarca para celebrar aquelarres.
Ya fue denunciado a la Inquisición de Logroño en 1599 y compareció finalmente ante ella en el célebre auto de fe de 1610. Fue condenado a galeras y a llevar durante un año el sambenito. Su vida fue ejemplar desde entonces y falleció a los 65 años casi como un santo.
Escultura del Brujo de Bargota
Goizueta (1609)
Los acusados, Johanes de Zubillaga y Magdalena de Leiza, fueron condenados a dos años de destierro.
Elgorriaga (1610)
Aquí cambian las tornas y los acusadores se convierten en acusados y son condenados por calumnias y agresiones a los supuestos brujos (los supuestos brujos y brujas eran atados a una escalera y en tal postura, sacando las cabezas por entre los tramos, eran paseados por las calles del lugar mientras recibían insultos, golpes, palos y pedradas).


Arráyoz (1612)
Lo mismo que en Elgorriaga, los acusadores fueron condenados a destierro por malos tratos y aplicación de tormento a los acusados, a consecuencia de los cuales murió una presunta bruja.
Se observa cómo a partir del auto de fe de Logroño de 1610, que causó una honda conmoción, se produce un giro completo en el sentido de las sentencias que administraban los tribunales.
Desde principios del XVII no encontramos más procesos sobre brujas en Navarra. Esto no quiere decir que tales actividades desaparecieran completamente, sino que probablemente se produjo un cambio de mentalidad en las autoridades y en los tribunales ante el problema.


TURISMO


El Gobierno de Navarra incluye, dentro de su oferta de rutas culturales, la Ruta de la Brujería, que se compone de cuatro excursiones y permite al viajero aproximarse al pasado brujeril de la montaña navarra.
El primer itinerario, que abarca Roncesvalles y los valles de Roncal y Salazar, permite conocer el Bosque de las Brujas, lugar de celebración de aquelarres.
El segundo itinerario nos acerca a Zugarramurdi, sus célebres cuevas y su Museo de las Brujas.
El tercer recorrido, que se desarrolla por Anocíbar y los valles de Larraun, Aráiz y Leizarán, nos adentra en cuevas en las que tenían lugar los rituales brujeriles.
El cuarto recorrido se centra en Tierra Estella y presta especial atención a Bargota, donde se celebra todos los años una Semana de la Brujería.

Ruta de la Brujería en Navarra (folleto en PDF)


CINE


Akelarre, de Pedro Olea
Fue rodada en el pueblo navarro de Uztegi (valle de Araitz) y estrenada en 1984. Recrea uno de tantos procesos contra la brujería llevados a cabo en el siglo XVI por la Inquisición. En su reparto figuran José Luis López Vázquez, que hace de Inquisidor, Silvia Munt, que interpreta a la bruja Garazi, Mari Carrillo, Patxi Bisquert, Iñaki Miramón, etc.


Las brujas de Zugarramurdi, de Álex de la Iglesia
Dirigida en 2013, viene a ser una actualización un tanto libre y disparatada del tema de la brujería. Trabajan en ella Carmen Maura, Terele Pávez y Carolina Bang. Las tres lideran la cuadrilla de hechiceras que protagoniza la cinta.



Fuente:
La brujería. Monográfico escrito por Florencio Idoate y publicado en 1983 por la Diputación Foral de Navarra (nº 4 de la colección Navarra, temas de cultura popular).

Artículos
Maravillosas brujas pioneras (por Rosa Montero, publicado en El País en septiembre de 2016)