miércoles, 29 de enero de 2014

Espui, un pueblo perdido en la Vall Fosca

Espui es un pequeño pueblo del Pirineo catalán, situado en la comarca leridana del Pallars Jussá, concretamente en la Vall Fosca (el Valle Oscuro).
 
El caso de Espui es un ejemplo más que ilustra el drama de la desastrosa gestión inmobiliaria y del estallido de la burbuja que hemos sufrido en nuestro país en los últimos años. Un bello paisaje destrozado a golpe de excavadora y apartamentos abandonados a medio construir, que pronto no serán sino ruina.
 
En este documental de una hora de duración, premiado en el Festival Internacional de Documental Etnográfico Espiello 2013, celebrado en Boltaña, Anna Soldevila, vinculada familiarmente a Espui, habla con sus gentes y pulsa sus opiniones sobre el controvertido y fallido proyecto inmobiliario que se puso en marcha en el pueblo.


El cuatrilingüe valle de Arán

Al final de su artículo Al pie del Maladeta, publicado en 1919, Unamuno hace una referencia a las peculiaridades geográficas y lingüísticas del valle de Arán:
 
Allí cerca, el valle de Arán, que, siendo español, cae por completo en la vertiente francesa o septentrional de los Pirineos. Es un valle en cierto modo cuatrilingüe. la lengua natural de ellos, la casera y familiar, es un patuá bearnés o gascón; entienden y aun hablan, además, el catalán, pues están enclavados en la provincia de Lérida; el español, que es su lenguaje oficial administrativo, y el francés, ya que es con Francia con la que principalmente se comunican, quedando en los meses de invierno incomunicados, por las nieves, con España.


Paisaje del valle de Arán

Aclaremos que el aranés es un dialecto que tiene más que ver con el occitano, concretamente con su variante gascona, que con el catalán.

El Maladeta, el gigante del Pirineo

En 1919 Unamuno escribió, como fruto de un viaje por el Alto Pirineo, el artículo titulado Al pie del Maladeta, que posteriormente se incluiría en su libro Andanzas y visiones españolas. Unamuno se refiere al Maladeta como el gigante del Pirineo, lo cual me plantea una duda: ¿Es que por entonces, hace casi un siglo, se pensaba que la Maladeta era la montaña más alta de los Pirineos? ¿O es que al Aneto se le llamaba también Maladeta? Dejo ahí el interrogante.


El macizo de la Maladeta

 
En su artículo Unamuno nos narra las sensaciones vividas en una excursión que le llevó desde Benasque al pico Salvaguardia, pasando por el que llama refugio de la Resclusa, del que comenta que ha sido levantado por el Centre Excursionista Catalá, y por el portillón de Benasque.
 
Desde la cumbre del Salvaguardia Unamuno contempla, a un lado, la vertiente francesa, con las poblaciones de Baños de Luchon y Tarbes, y al otro, la sobrecogedora mole del Maladeta, la montaña maldita a la que el poeta catalán Jacinto Verdaguer llama Malehida y canta en uno de sus poemas.
 
La llanura, como el mar, es estática;
la montaña, como la catarata, dinámica.

Enlace al texto del artículo Al pie del Maladeta

sábado, 25 de enero de 2014

Mucha gente pequeña



Es Mucha gente pequeña una recopilación de cuentos escritos por Gustavo Duch, una persona muy activa dentro del mundo de la ecología, comprometida con la investigación de fórmulas más ecológicas y sostenibles para habitar el planeta y, en particular, con la difusión del concepto de soberanía alimentaria entre el campesinado indígena.
En el libro se incluyen relatos como La guerra esperada, Malditos sean, El huracán, Olas o El ave lira, que buscan ver lo grande en lo pequeño.
De Gustavo Duch dice Eduardo Galeano que sus palabras no ayudan a dormir pero sí que ayudan a despertar.
 
El espacio radiofónico Vida verde, emitido por RNE, ha dedicado un programa a los cuentos de Gustavo Duch:



viernes, 24 de enero de 2014

Tiempos de liquidación

Este es el título de la entrevista a Zygmunt Bauman, pensador y sociólogo polaco (1925-...), premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2010, publicada en el suplemento cultural Babelia del pasado 18 de enero.
Hijo de judíos, su familia abandonó Polonia en 1939, tras la invasión alemana, huyendo de las persecuciones antisemitas.
Volvió a Polonia al concluir la guerra. El país estaba devastado y el desempleo era masivo, pero el nuevo gobierno comenzó a aplicar su programa de entregar las tierras a los campesinos y las fábricas a los trabajadores. La propuesta consistía en trabajar todos juntos para reconstruir el país. Era una propuesta hermosa, que generó un entusiasmo enorme en la gente, según Bauman, pero luego la realidad fue otra.
Desengañado del comunismo, Bauman sigue considerándose de izquierdas porque dice creer todavía en la igualdad.
Actualmente vive en Leeds, donde ejerció durante años como profesor en su universidad, y dispone de pasaporte británico.
 




Algunas de las ideas de Bauman

Riqueza y felicidad
Tradicionalmente suele admitirse que un aumento de la riqueza o del PIB se traduce en un aumento de la felicidad.
Pero Bauman sostiene que la felicidad no se mide tanto por la riqueza acumulada como por su distribución. Opina que no es cierto que la riqueza de unos nos beneficie necesariamente a todos porque para eso la riqueza generada tendría que invertirse, cosa que muchas veces no sucede.
Cree Bauman que en una sociedad desigual hay más miedo, más criminalidad, más suicidios o más casos de depresión y, por tanto, menos felicidad.
 
Desigualdad
Sorprende la afirmación de Bauman de que la sociedad actual es una de las más desiguales de la historia cuando en el mundo desarrollado se ha dejado el hambre atrás y la mayoría de los ciudadanos lleva una existencia decente.
Hace unos 30 años las desigualdades entre las sociedades ricas y las sociedades pobres se incrementaban, mientras las desigualdades en el interior de las sociedades ricas disminuían. Los europeos pensábamos que nuestro Estado de Bienestar había solucionado el problema de la desigualdad. Pero desde hace unos 20 años las desigualdades entre países desarrollados y resto del mundo han comenzado a disminuir, mientras en el interior de las sociedades ricas las desigualdades se están agrandando.

Empobrecimiento de las clases medias
Son muchas las personas que en los países ricos han perdido buena parte de su bienestar en las dos últimas décadas y han pasado de militar en las clases medias a formar parte de una nueva clase social, que Bauman llama precariado y que ha venido a sustituir al viejo proletariado.
Este precariado es característico de la sociedad posindustrial en que vivimos y constantemente se ve engrosado por más personas que, muy a su pesar, pasan a integrar sus filas. Son personas que, aunque hoy tengan trabajo, viven en un estado de permanente ansiedad y angustia, al haber desaparecido la seguridad de que puedan mantener su trabajo mañana.
 
Consumismo
Vivimos en la cultura del consumismo, que no es ya simplemente consumo, porque consumir es totalmente necesario. Es algo más o algo distinto. Consumismo significa que todo en la vida se mide por medio de los estándares de consumo, todo es considerado objeto de consumo y todo se contempla desde el punto de vista de cliente, lo que alcanza también al planeta y a las relaciones humanas.
El planeta es visto como un mero contenedor de recursos que pueden ser explotados con una finalidad económica.
Mantenemos una relación afectiva con otra persona mientras nos produce satisfacción, pero aplicar este modelo consumista a las relaciones entre personas causa muchísimo sufrimiento.
Hemos olvidado todas las formas de felicidad y sólo nos queda una, la felicidad de comprar. Cuando uno compra algo que desea se siente en ese momento feliz, pero es una felicidad pasajera y engañosa.

Los templos de consumo
Las nuevas generaciones, crecidas en una atmósfera consumista brutal, inician su aprendizaje muy temprano y, a menudo, en familia.
En Reino Unido, por ejemplo, ir los domingos al centro comercial se ha convertido en una rutina y puede considerarse la gran salida familiar de la semana. Se va no sólo a comprar, también a ver lo que hay y a disfrutar mirando.
 
Una sociedad líquida
Esta sociedad posmoderna, consumista y banal, es calificada de líquida por Bauman, en contraposición a la sociedad del pasado, asentada en valores más sólidos.

Libertad y seguridad
Son dos valores opuestos y necesarios que nos presionan constantemente.
Opina Bauman que la seguridad sin libertad nos hace esclavos; pero con libertad sin seguridad somos una especie de plancton flotando a la deriva, no un ser humano. Ambos extremos son insoportables y por ello hay que tratar de combinarlos, aunque Bauman crea que la libertad es todavía más importante que la seguridad.
En Reino Unido se ha optado por la libertad total y la consecuencia de ello es que el ciudadano ha de invertir importantes sumas de dinero para obtener una educación y debe pagar un médico privado para disponer de una buena atención sanitaria.
Por el contrario, en los países escandinavos se ha optado por recortar la libertad de mercado a cambio de más seguridad existencial. Los ciudadanos pagan impuestos más altos pero en contrapartida disponen de excelentes servicios gratuitos.

Inteligencia sin futuro y revolución
Bauman ha seguido con atención protestas como las de los movimientos Occupy Wall Street o 15-M y prevé que en el futuro asistiremos a nuevas explosiones de ira por parte de unos jóvenes que se ven condenados a vivir con un nivel de bienestar inferior al de sus padres. Opina que todas las revoluciones, de izquierda o de derecha, han sido producidas por la inteligencia sin futuro. Más que alzamientos espontáneos de las bases han sido levantamientos guiados por personas inteligentes, insatisfechas y frustradas.
 
Nazismo y comunismo
Son dos formas de totalitarismo, que presentan bastantes similitudes pero también algunas diferencias.
Para Bauman la diferencia fundamental es la hipocresía.
Al nazismo, opina, se le puede acusar de multitud de crímenes, pero no de hipocresía. Desde el primer momento los nazis dijeron claramente lo que pretendían hacer. Querían dominar todos los países y aniquilar a los judíos, y eso hicieron.
El comunismo, por su parte, era una fortaleza de hipocresía. Defendía ideas de libertad e igualdad, pero en la práctica vivía anclado en la mentira.
 
Tiempos de liquidación (entrevista a Bauman para Babelia con fecha 18/01/2014)





Otras frases de Bauman

Uno de los principales problemas de nuestro tiempo es que nos estamos distanciando del pasado a toda velocidad, pero sin ser capaces de definir el porvenir
 
Cuando yo era joven anhelaba tener el acceso a la información que tengo ahora, pero ahora sé que su exceso es peor que su escasez
 
El poder no lo controlan los políticos y la política carece de poder para cambiar nada

Da la impresión de que todo anda fuera de control (otra entrevista a Zygmunt Bauman, publicada en El País con fecha 19/08/2012)



Algunas obras de Bauman

Vigilancia líquida
Defiende la teoría de que el control a que estamos sometidos los ciudadanos hoy día no es opresivo, como en otras épocas, sino voluntario. Nos hemos acostumbrado con naturalidad a dar información sobre nosotros. Eso explica la escasa reacción de la gente de la calle ante los casos de espionaje masivo revelados por Julian Assange o Edward Snowden.
 
La cultura en el mundo de la modernidad líquida
Bauman sostiene que la cultura ya no busca ilustrar al pueblo, sino sólo seducir al público.
 
Sobre la educación en un mundo líquido
Es una reflexión sobre la situación a la que se enfrentan los jóvenes licenciados hoy día, supuestamente muy preparados y con grandes expectativas, pero condenados a no tener un buen empleo.
 
¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos?
Bauman responde negativamente al interrogante que plantea en el título de este libro.
 
 

viernes, 17 de enero de 2014

¡Proletarios del mundo, uníos!

Cualquiera pensaría que el autor de esta revolucionaria consigna sería Karl Marx o quizá Mikhail Bakunin. Pero no. Nada de eso. Su autora fue una mujer, Flora Tristán (1803-1844), militante socialista, que es tenida por una de las fundadoras del feminismo moderno y que para más señas fue abuela del pintor Paul Gauguin, al que no llegó a conocer.
Su famosa consigna, ese llamamiento a la unidad dirigido a todos los trabajadores del mundo, se recoge en su libro Unión Obrera, publicado en 1840, unos años antes de salir a la luz el Manifiesto Comunista.
 
No tuvo Flora Tristán una existencia fácil. Su madre era francesa y su padre un aristócrata y coronel peruano, pero no llegaron nunca a casarse legalmente y el padre tampoco quiso reconocerla nunca como su hija. A partir de la muerte del padre, ella y su familia quedaron en la pobreza, viviendo con grandes estrecheces primero en el campo y luego en uno de los barrios más deprimidos de París.
 
 
Flora Tristán
 
 
Entró a trabajar muy joven en un taller de litografía parisino y terminó por casarse con André Chazal, su patrón, como vía para salir de la penuria. Este matrimonio de conveniencia, pese a dar sus frutos en forma de tres hijos, uno de los cuales moriría a edad temprana, se disolvería por causa de los celos y malos tratos del marido.
Un acuerdo judicial determinó que el marido se quedara con el hijo varón, Ernest, y Flora con la hija, Aline, con la que abandonaría París y marcharía al Perú.
 
De regreso a París, al cabo de los años, esta mujer luchadora y adelantada a su tiempo emprendió una campaña a favor de la emancipación de la mujer y los derechos de los trabajadores, y en contra de la pena de muerte.
Tras conseguir finalmente la separación legal de su marido y la custodia de sus dos hijos, un enfurecido André Chazal intentó asesinarla en 1838, disparándole en la calle y dejándola malherida. El caso adquiriría notoriedad en la prensa y Chazal sería condenado a veinte años de trabajos forzados.
 
En 1840 publicaría, como ya hemos dicho, Unión Obrera, donde abogaría por la sindicación de los obreros y recogería esa apelación a la unidad de la clase trabajadora, en forma de grito, que terminaría por pasar a la posteridad.
 
Flora Tristán solía denominarse a sí misma una paria. Sin complejos, pese a haber sido desheredada por la fortuna y pese a su condición de hija de madre soltera en su infancia, víctima de malos tratos en su matrimonio y posteriormente esposa separada y volcada en el cuidado de su hija Aline. Con dignidad, pese a que un sector de la sociedad de su tiempo tratara de estigmatizarla.
 
En sus últimos años de vida, hasta caer enferma de tifus, Flora Tristán se entregó en cuerpo y alma a su causa, visitando fábricas por toda Francia, reuniéndose con trabajadores y animándoles a sindicarse y organizarse.
 
Esta vida admirable y trágica fue novelada por Mario Vargas Llosa en El paraíso en la otra esquina, publicada en 2003.
 
 
 

jueves, 16 de enero de 2014

Compostela y Prisciliano

Los peregrinos a Compostela (denominada Jakobsland o Tierra de Santiago en cartas geográficas alemanas hechas en la Edad Media) hicieron durante siglos la ruta jacobea para venerar lo que supuestamente eran los restos mortales del apóstol Santiago el Mayor.

Pero hubo ya quien advirtió de que la leyenda según la cual el cuerpo de Santiago llegó a Galicia en una barca era sólo eso, una leyenda.
E inmediatamente nos surge la duda. ¿De quién son entonces los restos guardados en la que conocemos como la Tumba del Apóstol? Todo parece apuntar a que podrían ser los restos de Prisciliano, como ya sugería Unamuno en dos artículos escritos hace algo más de un siglo, en agosto y en octubre de 1912, recogidos posteriormente en su libro de viajes Andanzas y visiones españolas.


Prisciliano


El tal Prisciliano, recordemos, fue un gallego que allá por el siglo IV llegó a obispo de Ávila y elaboró una doctrina propia, conocida como priscilianismo, que fusionaba elementos procedentes del paganismo galaico, de base céltica, con otros pertenecientes a la doctrina cristiana oficial. O sea, que hizo una especie de refrito entre una cosa y otra, tratando con ello de cristianizar más fácilmente a su pueblo para que abrazara la fe verdadera. Pero la jugada no le salió bien, pues la ortodoxia católica no aprobó, como es lógico, sus teorías y lo acusó de maniqueismo y lo declaró un hereje. Acabaría siendo condenado a muerte, en sentencia firmada por el emperador Teodosio, y decapitado en Tréveris (hoy la ciudad alemana de Trier). Parece que su cuerpo fue repatriado a su Galicia natal, convirtiéndose su tumba en lugar de peregrinación al que acudían muchas gentes que le seguían y le veneraban.



Pero a la ortodoxia tampoco le sentaba nada bien que las gentes acudieran en masa a venerar a alguien que para ellos era un hereje y, al cabo de los siglos, a alguien se le ocurrió inventar una historia y darle publicidad, la leyenda de llegada en barca a Compostela del cuerpo de Santiago el Mayor. Si no en su invención, al menos en su difusión pudo tener mucho que ver Gelmírez, el primer arzobispo compostelano, que vivió a caballo entre los siglos XI y XII y que fue también el impulsor de la construcción de la catedral compostelana.
A Gelmírez la jugada sí que le salió bien, pues pronto la ruta compostelana se internacionalizó, atrayendo incluso a peregrinos franceses, alemanes o centroeuropeos. En fin, podríamos decir que la labor de Gelmírez como promotor turístico no tuvo precio y la memoria de Prisciliano o de quien fuera el enterrado allí quedó rápidamente borrada.


La catedral compostelana


Lo que decía Unamuno

Reproducimos aquí un par de fragmentos entresacados del libro de viajes de Unamuno antes mencionado, en los que su autor nos habla de la cuestión compostelana o priscilianista, según se mire:
El sepulcro de Galicia acaso sea el de Prisciliano, el gnóstico gallego, obispo de Ávila, que en el siglo IV mezcló el paganismo galaico con las doctrinas cristianas. Así, bautizando las supersticiones célticas, trató de cristianizar a su pueblo. Fue decapitado en Tréveris, parece que su cuerpo fue traído a Galicia, su patria, y acaso su sepulcro fue lugar de piadosas romerías. ¿No se aprovecharía esto más tarde, y así como él bautizó las supersticiones célticas, se trató acaso de hacer ortodoxas esas romerías con una leyenda nueva? Porque un hombre moderno, de espíritu crítico, no puede admitir, por católico que sea, que el cuerpo de Santiago el Mayor esté en Compostela. ¿Qué cuerpo es, pues, el que allí se venera y cómo y por qué se inició ese culto?
El paganismo, que en ninguna parte murió, sino que se hizo bautizar cristianándose más o menos, late aquí más vivo que en otras regiones españolas, tal vez porque el antepasado del gallego, un celta, tenía una mitología naturalista de que carecía el beduino, abuelo del castellano, el ibero recio. Todo el fondo pagano del pueblo gallego levantó cabeza en el gnosticismo de Prisciliano, el hereje galaico -el único gran hereje español de los primeros siglos cristianos-, gnosticismo que duró unos tres siglos, si es que del todo ha muerto. Este Prisciliano, cuyas obras se encontraron no ha mucho, ha de darnos con el tiempo la clave de no pocos problemas que suscita el estudio del alma galaica. Y de Prisciliano puede decirse que aún no ha muerto, y quién sabe si su sepultura, disfrazada por la ortodoxia, no sigue siendo lugar de atracción de peregrinos.
En el espacio La Luz y el Misterio de las Catedrales, producido por RTVE, podemos conocer, de la mano de Peridis, algunos de los entresijos de la Catedral de Santiago de Compostela:



Juan Gelman: nos abrazaremos a sus palabras siempre que podamos

Se nos ha ido Juan Gelman, el escritor argentino, y ayer, en RNE, escuché al bueno de Joaquín Araújo dedicarle unas hermosas palabras que me he permitido reproducir en el título de esta entrada y que dejo a continuación:
Juan Gelman ya es solo sus palabras pero nos abrazaremos a ellas siempre que podamos.




Unas pinceladas sueltas sobre la vida y la lucha del escritor
 
El poeta y periodista bonaerense recibió a lo largo de su vida numerosos premios literarios, entre ellos nuestro Cervantes de 2007.

Gelman se significó en todo momento por luchar activamente contra las dictaduras militares argentinas de 1966-1973 y de 1976-1983, militando en diversas organizaciones guerrilleras, como las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) o los Montoneros.

En 1976, cuando se encontraba fuera de Argentina denunciando públicamente ciertas violaciones de los derechos humanos cometidas por el gobierno de Isabel Perón (1974-1976), se produjo el brutal golpe militar de que le obligó a exiliarse, residiendo desde entonces alternativamente en Roma, Madrid, Managua, París, Nueva York y México. Durante todo este tiempo trabajaría como traductor para la Unesco.
La sangrienta dictadura militar surgida en Argentina impondría un régimen de terrorismo de estado que causó la desaparición de 30.000 personas.
Las gestiones de Gelman contribuirían a que el mismo año del golpe se produjera la primera condena internacional a la dictadura argentina, respaldada por varios jefes de gobierno y de oposición europeos (como François Mitterrand y Olof Palme).

Gelman sufrió en sus carnes la represión de la dictadura militar. En agosto de 1976 fueron secuestrados su hijo Marcelo Ariel (20 años) y su nuera María Claudia Iruretagoyena (19 años), quien se encontraba embarazada de siete meses. Su hijo y su nuera desaparecieron. A través de la iglesia católica supo que su nuera dio a luz en su cautiverio, sin saber exactamente dónde lo hizo ni el sexo del recién nacido.

En diciembre de 1983 Argentina tuvo nuevamente un gobierno democrático, presidido por Raúl Alfonsín. Pero continuaron abiertas en Argentina una serie de causas judiciales en las que se investigaban supuestos homicidios y otros delitos imputados a la organización guerrillera de los Montoneros. Gelman continuó por ello en situación de busca y captura, no pudiendo regresar a su país, lo que ocasionó protestas de escritores de todo el mundo, entre ellos Gabriel García Márquez, Augusto Roa Bastos, Juan Carlos Onetti, Alberto Moravia, Mario Vargas Llosa, Eduardo Galeano, Octavio Paz, etc. A comienzos de 1988 la justicia dejó sin efecto la orden de captura y Gelman volvió al país en junio, tras trece años de ausencia, pero finalmente decidiría radicarse en México.

En octubre de 1989 Gelman fue indultado por el presidente Carlos Menem, junto a otros 64 exintegrantes de organizaciones guerrilleras, pero rechazó la medida y protestó públicamente contra ella a través de una nota publicada en prensa: Me están canjeando por los secuestradores de mis hijos y de otros miles de muchachos que ahora son mis hijos.

En enero de 1990 un equipo de forenses identificó los restos de su hijo Marcelo, encontrados en un río de San Fernando (Gran Buenos Aires), dentro de un tambor de grasa lleno de cemento. Se determinó que había sido asesinado de un tiro en la nuca.

En 1998 Gelman descubrió que su nuera había sido trasladada tras su secuestro por los militares a Uruguay, en el marco del Plan Cóndor (que vinculaba a las dictaduras sudamericanas y a los Estados Unidos) y que había sido mantenida con vida al menos hasta dar a luz a una niña en el Hospital Militar de Montevideo. Solo entonces supo Gelman del sexo de su nieta. A raíz de ello, exigió la colaboración de los estados argentino y uruguayo en la investigación, con el fin de hallar a su nieta. Gelman topó con la oposición a investigar de Julio María Sanguinetti, presidente de Uruguay, con quien entabló un debate público, en el recibió el apoyo público de destacados intelectuales y artistas como Günter Grass, Joan Manuel Serrat, Darío Fo, José Saramago o Fito Páez.

En 2000, al mes de asumir su cargo el nuevo presidente de Uruguay, Jorge Batlle, la nieta de Gelman, de nombre Andrea, fue encontrada y Gelman pudo reunirse con ella (a partir de entonces se referirá a ella como Andreíta en varios poemas).

Gelman siguió luchando hasta el final, aunque infructuosamente, por encontrar los restos de su nuera María Claudia Iruretagoyena.
 


Carta abierta a mi nieto


En 1995 Gelman escribió la titulada Carta abierta a mi nieto, cuando todavía desconocía cuál era el sexo de su nieto, que luego resultaría ser nieta, la tal Andreíta. Dejo aquí un fragmento de esta carta que resulta enormemente conmovedor:

Me resulta muy extraño hablarte de mis hijos como tus padres que no fueron. No sé si sos varón o mujer. Sé que naciste...
Ahora tenés casi la edad de tus padres cuando los mataron y pronto serás mayor que ellos. Ellos se quedaron en los 20 años para siempre. Soñaban mucho con vos y con un mundo más habitable para vos. Me gustaría hablarte de ellos y que me hables de vos. Para reconocer en vos a mi hijo y para que reconozcas en mí lo que de tu padre tengo: los dos somos huérfanos de él. Para reparar de algún modo ese corte brutal o silencio que en la carne de la familia perpetró la dictadura militar. Para darte tu historia, no para apartarte de lo que no te quieras apartar. Ya sos grande, dije.