viernes, 24 de enero de 2014

Tiempos de liquidación

Este es el título de la entrevista a Zygmunt Bauman, pensador y sociólogo polaco (1925-...), premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2010, publicada en el suplemento cultural Babelia del pasado 18 de enero.
Hijo de judíos, su familia abandonó Polonia en 1939, tras la invasión alemana, huyendo de las persecuciones antisemitas.
Volvió a Polonia al concluir la guerra. El país estaba devastado y el desempleo era masivo, pero el nuevo gobierno comenzó a aplicar su programa de entregar las tierras a los campesinos y las fábricas a los trabajadores. La propuesta consistía en trabajar todos juntos para reconstruir el país. Era una propuesta hermosa, que generó un entusiasmo enorme en la gente, según Bauman, pero luego la realidad fue otra.
Desengañado del comunismo, Bauman sigue considerándose de izquierdas porque dice creer todavía en la igualdad.
Actualmente vive en Leeds, donde ejerció durante años como profesor en su universidad, y dispone de pasaporte británico.
 




Algunas de las ideas de Bauman

Riqueza y felicidad
Tradicionalmente suele admitirse que un aumento de la riqueza o del PIB se traduce en un aumento de la felicidad.
Pero Bauman sostiene que la felicidad no se mide tanto por la riqueza acumulada como por su distribución. Opina que no es cierto que la riqueza de unos nos beneficie necesariamente a todos porque para eso la riqueza generada tendría que invertirse, cosa que muchas veces no sucede.
Cree Bauman que en una sociedad desigual hay más miedo, más criminalidad, más suicidios o más casos de depresión y, por tanto, menos felicidad.
 
Desigualdad
Sorprende la afirmación de Bauman de que la sociedad actual es una de las más desiguales de la historia cuando en el mundo desarrollado se ha dejado el hambre atrás y la mayoría de los ciudadanos lleva una existencia decente.
Hace unos 30 años las desigualdades entre las sociedades ricas y las sociedades pobres se incrementaban, mientras las desigualdades en el interior de las sociedades ricas disminuían. Los europeos pensábamos que nuestro Estado de Bienestar había solucionado el problema de la desigualdad. Pero desde hace unos 20 años las desigualdades entre países desarrollados y resto del mundo han comenzado a disminuir, mientras en el interior de las sociedades ricas las desigualdades se están agrandando.

Empobrecimiento de las clases medias
Son muchas las personas que en los países ricos han perdido buena parte de su bienestar en las dos últimas décadas y han pasado de militar en las clases medias a formar parte de una nueva clase social, que Bauman llama precariado y que ha venido a sustituir al viejo proletariado.
Este precariado es característico de la sociedad posindustrial en que vivimos y constantemente se ve engrosado por más personas que, muy a su pesar, pasan a integrar sus filas. Son personas que, aunque hoy tengan trabajo, viven en un estado de permanente ansiedad y angustia, al haber desaparecido la seguridad de que puedan mantener su trabajo mañana.
 
Consumismo
Vivimos en la cultura del consumismo, que no es ya simplemente consumo, porque consumir es totalmente necesario. Es algo más o algo distinto. Consumismo significa que todo en la vida se mide por medio de los estándares de consumo, todo es considerado objeto de consumo y todo se contempla desde el punto de vista de cliente, lo que alcanza también al planeta y a las relaciones humanas.
El planeta es visto como un mero contenedor de recursos que pueden ser explotados con una finalidad económica.
Mantenemos una relación afectiva con otra persona mientras nos produce satisfacción, pero aplicar este modelo consumista a las relaciones entre personas causa muchísimo sufrimiento.
Hemos olvidado todas las formas de felicidad y sólo nos queda una, la felicidad de comprar. Cuando uno compra algo que desea se siente en ese momento feliz, pero es una felicidad pasajera y engañosa.

Los templos de consumo
Las nuevas generaciones, crecidas en una atmósfera consumista brutal, inician su aprendizaje muy temprano y, a menudo, en familia.
En Reino Unido, por ejemplo, ir los domingos al centro comercial se ha convertido en una rutina y puede considerarse la gran salida familiar de la semana. Se va no sólo a comprar, también a ver lo que hay y a disfrutar mirando.
 
Una sociedad líquida
Esta sociedad posmoderna, consumista y banal, es calificada de líquida por Bauman, en contraposición a la sociedad del pasado, asentada en valores más sólidos.

Libertad y seguridad
Son dos valores opuestos y necesarios que nos presionan constantemente.
Opina Bauman que la seguridad sin libertad nos hace esclavos; pero con libertad sin seguridad somos una especie de plancton flotando a la deriva, no un ser humano. Ambos extremos son insoportables y por ello hay que tratar de combinarlos, aunque Bauman crea que la libertad es todavía más importante que la seguridad.
En Reino Unido se ha optado por la libertad total y la consecuencia de ello es que el ciudadano ha de invertir importantes sumas de dinero para obtener una educación y debe pagar un médico privado para disponer de una buena atención sanitaria.
Por el contrario, en los países escandinavos se ha optado por recortar la libertad de mercado a cambio de más seguridad existencial. Los ciudadanos pagan impuestos más altos pero en contrapartida disponen de excelentes servicios gratuitos.

Inteligencia sin futuro y revolución
Bauman ha seguido con atención protestas como las de los movimientos Occupy Wall Street o 15-M y prevé que en el futuro asistiremos a nuevas explosiones de ira por parte de unos jóvenes que se ven condenados a vivir con un nivel de bienestar inferior al de sus padres. Opina que todas las revoluciones, de izquierda o de derecha, han sido producidas por la inteligencia sin futuro. Más que alzamientos espontáneos de las bases han sido levantamientos guiados por personas inteligentes, insatisfechas y frustradas.
 
Nazismo y comunismo
Son dos formas de totalitarismo, que presentan bastantes similitudes pero también algunas diferencias.
Para Bauman la diferencia fundamental es la hipocresía.
Al nazismo, opina, se le puede acusar de multitud de crímenes, pero no de hipocresía. Desde el primer momento los nazis dijeron claramente lo que pretendían hacer. Querían dominar todos los países y aniquilar a los judíos, y eso hicieron.
El comunismo, por su parte, era una fortaleza de hipocresía. Defendía ideas de libertad e igualdad, pero en la práctica vivía anclado en la mentira.
 
Tiempos de liquidación (entrevista a Bauman para Babelia con fecha 18/01/2014)





Otras frases de Bauman

Uno de los principales problemas de nuestro tiempo es que nos estamos distanciando del pasado a toda velocidad, pero sin ser capaces de definir el porvenir
 
Cuando yo era joven anhelaba tener el acceso a la información que tengo ahora, pero ahora sé que su exceso es peor que su escasez
 
El poder no lo controlan los políticos y la política carece de poder para cambiar nada

Da la impresión de que todo anda fuera de control (otra entrevista a Zygmunt Bauman, publicada en El País con fecha 19/08/2012)



Algunas obras de Bauman

Vigilancia líquida
Defiende la teoría de que el control a que estamos sometidos los ciudadanos hoy día no es opresivo, como en otras épocas, sino voluntario. Nos hemos acostumbrado con naturalidad a dar información sobre nosotros. Eso explica la escasa reacción de la gente de la calle ante los casos de espionaje masivo revelados por Julian Assange o Edward Snowden.
 
La cultura en el mundo de la modernidad líquida
Bauman sostiene que la cultura ya no busca ilustrar al pueblo, sino sólo seducir al público.
 
Sobre la educación en un mundo líquido
Es una reflexión sobre la situación a la que se enfrentan los jóvenes licenciados hoy día, supuestamente muy preparados y con grandes expectativas, pero condenados a no tener un buen empleo.
 
¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos?
Bauman responde negativamente al interrogante que plantea en el título de este libro.
 
 

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