martes, 27 de mayo de 2014

Slavoj Zizek, un filósofo mediático

Esloveno y residente actualmente en Ljubliana, el filósofo y psicoanalista Slavoj Zizek se ha convertido en una celebridad en el mundo anglosajón, un conferenciante estrella que llena aulas universitarias y platós de televisión, y que lo mismo habla de cine, que diserta sobre la música de Elvis Presley o que analiza los problemas causados por el capitalismo global. Su ingenio, su celebrado sentido del humor y su pasión por la provocación le adornan.
Ha protagonizado media docena de documentales, dos de los cuales (The Pervert's Guide to Cinema y The Pervert's Guide to Ideology) han tenido un considerable éxito.

En 2008 la cineasta canadiense Astra Taylor le dedicó el documental titulado Zizek!:




Es también autor de medio centenar de libros de los temas más variados. Recientemente se ha publicado el último de ellos, El Sur pide la palabra, escrito en colaboración con el filósofo croata Srecko Horvat y prologado por Alexis Tsipras, el joven líder de Syriza. En este libro Zizek analiza el futuro de Europa tras la crisis y sostiene que Europa solo mantendrá su peso si huye de las tentaciones autoritarias y se reinventa desde su legado humanista.

Entresacamos a continuación algunas de las opiniones expuestas por Zizek en la entrevista que concedió a la periodista Lola Galán y publicada en mayo de 2014 en El País:

La crisis de 2008 no se produjo porque algún Gobierno lunático de izquierdas estuviera gastando de más, fue la crisis de sistemas bancarios liberalizados.

El capitalismo está funcionando con sistemas autoritarios.

El liberalismo como tal está perdiendo Europa, y solo hay dos alternativas, una Europa autoritaria o inventar algo nuevo.

Admiro muchas cosas de los chinos, pero practican el neocolonialismo económico de forma muchísimo más brutal que el capitalismo occidental.

Zizek tiene también un pasado político en su país. Fue comunista crítico y candidato liberal-demócrata a la presidencia eslovena tras su independencia.

Entrevista completa para El País (mayo de 2014)

sábado, 17 de mayo de 2014

El ferrocarril del Canfranc

Esta legendaria línea de ferrocarril, muy querida por los aragoneses, estuvo en funcionamiento durante el periodo 1928-1970, con algunas interrupciones, y permitió la conexión entre España y Francia a través de los Pirineos, atravesando los trenes el túnel fronterizo de Somport, que con sus 8 km. de longitud era uno de los más largos de Europa cuando se construyó.
 
 


El Manifiesto de 1853
Una junta de notables se reúne en Zaragoza y elabora un manifiesto en el que reclaman a los gobiernos de España y Francia la construcción de una vía férrea a través de los Pirineos Centrales. El Gobierno francés desestima la propuesta y apuesta por la línea París-Hendaya-Irún para la conexión con España y Madrid.
Solo años después volvería a retomarse el proyecto.

Las obras
En 1914 comienzan por fin las obras.
En primer lugar se acometen el trazado de la vía, la construcción de los puentes y la perforación de los túneles, entre ellos el de Somport.
La plataforma o explanada ferroviaria en la que se construiría la estación internacional se levantó con los propios escombros del túnel. Fue necesario desviar el cauce del río y se construyeron casas para albergar a técnicos y obreros.
Hubo también que llevar a cabo una reforestación masiva de las laderas que circundaban la explanada, con vistas a frenar la erosión e impedir la caída de rocas y muy especialmente la de aludes de nieve durante el invierno. Se plantaron nada menos que 7 millones de árboles.
En esto estalló la Primera Guerra Mundial, lo que supuso un parón serio en las obras.
Tras el conflicto bélico se reanudaron los trabajos. Es entonces cuando se construye en hormigón el enorme edificio modernista de la estación, a imitación de los palacios franceses del siglo XIX. Consta de tres alturas, la última de ellas una mansarda de pizarra. Su longitud es de 240 metros, superando en 14 metros al Titanic. En su interior albergaba las aduanas en las que se llevaría a cabo el control de mercancías y personas, así como el hotel internacional que daría hospedaje a los viajeros. Alfonso XIII quiso que se hiciera un majestuoso edificio que proyectara una buena imagen de España en el exterior y demostrara que el nuestro era un país moderno e industrializado.

La inauguración y el difícil despegue
Tras muchas dilaciones llegó por fin el ansiado momento y un 18 de julio de 1928 pudo inaugurarse la línea, contando la ceremonia con la presencia del mismísimo Alfonso XIII y de su homólogo francés, Gaston Doumergue, presidente de la República.
Pero la nueva línea no logrará despegar. A las pocas semanas de su inauguración se incendió el ala sur, quedando destruida casi la mitad del edificio. A lo anterior se unieron la crisis económica y los conflictos de intereses. La compañía que explotaba la línea, y que también gestionaba la de Irún, apostó por esta última, al ver que la Canfranc no le salía rentable y no le cuadraban las cuentas, estableciendo una subida de tasas para el transporte de mercancías por Canfranc.
En esto estalló la Guerra Civil y los nacionales de Franco decidieron unilateralmente cerrar el túnel de Canfranc, quedando interrumpido el tránsito internacional.
Concluida la Guerra Civil, España quiso reabrir la línea pero entonces se topó con las reticencias de Francia, que intentó retrasarlo.



 
Años de esplendor
La época dorada del ferrocarril del Canfranc coincidiría con la segunda Gran Guerra.
Al estallar el conflicto bélico, los pasos ferroviarios de Irún y La Junquera fueron bombardeados y quedaron inutilizados, lo que motivó la reapertura de la línea de Canfranc, que cobró gran importancia estratégica y rápidamente se revitalizó.
Pese a la supuesta neutralidad de España, lo cierto es que Franco jugaba a dos barajas y permitía que la línea fuera utilizada por unos y otros:
  • Los alemanes se abastecían de wolframio que compraban a Portugal y a España, y destinaban a la fabricación de armamento; las mercancías que exportaban de América del Sur eran desembarcadas en Portugal, cargadas en tren para atravesar la Península y traspasadas en Canfranc a trenes franceses para continuar su camino (durante el transbordo era corriente que parte de la mercancía se quedara en el pueblo).
  • Al quedar el paso fronterizo dentro de la Francia liberada hasta el invierno de 1942, por aquí escaparon de la persecución nazi muchos refugiados franceses, judíos o húngaros y encontraron su salvación, conociéndose por entonces a la línea como el Tren de la Libertad.
Pero en el invierno de 1942 toda Francia quedó bajo control alemán. En la parte francesa de la estación se arrió la bandera tricolor y se izó la alemana con la esvástica. En la práctica, Canfranc se convirtió en el único municipio de España ocupado por los alemanes, pese a que teóricamente no podían cruzar la frontera. Al no haber un control estricto, los alemanes impusieron aquí su ley hasta el verano de 1944, divirtiéndose en el casino y en locales atrevidos.
No obstante, el auténtico protagonista de estos años fue Albert Le Lay, jefe de la aduana francesa, al que se conocía como el Rey de Canfranc, un agente doble que montó una red de espionaje y contraespionaje para facilitar información a las tropas aliadas.

Nuevo cierre e incendio
En 1944 la resistencia francesa dinamitó uno de los puentes por los que pasaba el tren, retirándose entonces los alemanes de Canfranc. Franco, temeroso de una invasión exterior, aprovechó la ocasión para tapiar el túnel fronterizo a fin de evitar que los maquis y los miembros de la resistencia penetraran en España. Se puso así término al periodo más glorioso de la línea.
En ese mismo año se produjo un virulento incendio en el pequeño pueblo de Canfranc, que quedó prácticamente destruido y fue abandonado. Muchos de sus vecinos se instalaron en el barrio de la estación; otros emigraron al extranjero e incluso a América. El pueblo de Canfranc fue adoptado por Franco mediante un decreto de urgencia, ordenándose descontar un día de haber a todos los funcionarios del país para ayudar a los damnificados por la catástrofe, aunque hay quien sostiene que ese dinero nunca llegó.

Reapertura y declive 
En 1948 se reabrió la vía gracias al convenio firmado por los gobiernos francés y español. Ambos Estados se comprometieron a no cerrar nunca la línea sin el consentimiento expreso de la otra parte, lo que Francia incumpliría en 1970. Pero para entonces Irún y La Junquera habían recuperado su supremacía y el valor estratégico de Canfranc había vuelto a ser muy secundario. Nada volvería a ser como antes.
Los años 50 y 60 marcan el declive de la línea. El gobierno francés prefirió invertir en la línea de Irún y la cantidad de trenes que circulaba por Canfranc fue disminuyendo. A menudo los trenes de mercancías españoles llegaban vacíos a la frontera, sin nada que exportar. La compañía nacional francesa quiso cerrar la vía argumentando que no le era rentable, pero el gobierno español se negó.
En 1970 ocurrió un extraño accidente en la vertiente francesa. Un pequeño tren cargado de maíz, que subía hacia Somport, descarriló y destruyó el puente metálico que salvaba el barranco de L'Estanget. Este accidente sirvió de excusa al gobierno francés, que nunca reparó este tramo de vía, para liquidar definitivamente la línea. Hay incluso quien sostiene que el accidente pudo ser provocado.



 

El último jefe de estación francés
Es curiosa la historia de Joseph Guza-Calix.
Se incorporó a su trabajo como jefe de estación en 1969, pero su actividad duró muy poco. Un año después un tren descarriló en el puente francés de Estanguet y la vía quedó inutilizada para siempre. El gobierno francés aseguró que repararía el tramo pero nunca cumplió su promesa. En virtud del acuerdo firmado años atrás, que impedía el cierre de la línea sin el consentimiento de ambos Estados, Francia mantuvo a su jefe de estación en Canfranc como muestra de buena voluntad.
De esta manera Guza-Calix estuvo al frente de la estación francesa y cobró su sueldo durante 15 años, pero nunca vio llegar un tren de su país, ni tuvo que tocar el silbato para dar la salida a una máquina.
En 1984 Guza-Calix se jubiló y marchó a su pueblo natal. Nadie lo sustituiría nunca.

¿El futuro?
Los gobiernos francés y español firmaron en 2000 en Santander y en 2001 en Perpignan un acuerdo para reabrir la línea a finales de 2006, pero fue incumplido.
Actualmente se discuten dos proyectos.
Un primer proyecto contempla la rehabilitación del edificio para que posteriormente un inversor pueda instalar en él un hotel con equipamientos turísticos, culturales y deportivos.
El otro proyecto consiste en el acondicionamiento de la línea férrea en su vertiente francesa para reabrirla y unirla al tren de alta velocidad que se ha desarrollado en España y a las líneas de alta velocidad europeas. No resultaría costoso. La infraestructura más cara ya está hecha (túneles, puentes, viaductos, etc.). Bastaría con sustituir los raíles, poner las traviesas, echar nuevo balasto y electrificar la línea. En la coordinadora CREFCO opinan que la inversión que habría que hacer está justificada desde el punto de vista técnico, medioambiental y económico. Pero ¿hay interés político en ello? ¿Quizá lo veamos para 2020?

Enlaces:
Coordinadora para la Reapertura del Ferrocarril Canfranc-Oloron (CREFCO)
 
Fuentes:
Artículo en la Revista Península, nº 7, noviembre de 1998, págs. 82 a 85, escrito por Núria Parera.
La dama olvidada, documental sobre el Ferrocarril del Canfranc, dirigido por Juan Falque.

Otra bibliografía:
El santuario, novela escrita por Iñaki Biggi y ambientada en la estación de Canfranc.
El oro de Canfranc, por Ramón J. Campo, periodista y escritor.
Santiago Parra, Catedrático de Derecho, es autor de diversas publicaciones sobre el Ferrocarril del Canfranc.
 

Antonio Gramsci y los hermanos Pasolini

Nacido en la isla de Cerdeña, en Ghilarzi, Antonio Gramsci (1891-1937) fue periodista, militante socialista y filósofo marxista. Pertenece a una generación que nació a finales del siglo XIX y participó activamente en la vida pública y en política en pleno siglo XX, enfrentándose al fascismo con todas sus fuerzas; muchos sucumbieron y perdieron su vida en el envite; otros, como él, pasaron por la cárcel.


 
 
Su teoría política parte de la idea de que la toma de conciencia es siempre el paso previo para la acción. Preocupado por la búsqueda de la coherencia, en su pensamiento trató de aunar teoría y práctica y sostuvo que ha de haber teóricos o intelectuales y ha de haber también activistas.
 
Odio a los indiferentes.
Creo que vivir quiere decir
tomar partido.
Quien verdaderamente vive
no puede dejar de ser
ciudadano y partisano.
La indiferencia y la abulia
son parasitismo,
son bellaquería, no vida.
Por eso,
odio a los indiferentes.
 
Mussolini, que en su juventud había sido militante comunista, se refirió despectivamente a él como ese enano comunista sardo.
El fiscal del juicio que lo condenó a prisión, afín al régimen fascista, dijo: Por veinte años debemos impedir a este cerebro funcionar.

En prisión Gramsci escribiría Los cuadernos de la cárcel (Quaderni dal carcere), que constituyen el núcleo central de su obra.
Estando en la cárcel cayó enfermo de tuberculosis. Su situación suscitó un escándalo internacional y acrecentó la oposición al régimen fascista de Mussolini. Pasó por varias clínicas penitenciarias y seis días antes de su muerte, cediendo a la presión internacional, fue puesto en libertad condicional por el Duce.
 
Tutti i semi sono falliti, eccettuato
uno che non so ancora cosa sia,
ma che probabilmente é un fiore
e non un erbaccia.
 
Todas las semillas han fallado,
excepto una,
que todavía no sé bien qué es,
aunque probablemente es una flor
y no una mala hierba.
 




En 1957 Pier Paolo Pasolini publicó, en homenaje a su hermano Guido, muerto en plena juventud luchando contra el fascismo, un libro de poesía que tituló Las cenizas de Gramsci (Ceneri di Gramsci). Inspirándose en la ideas de Gramsci, Guido Alberto Pasolini tomó las armas y se unió a la resistencia italiana que se había levantado contra Mussolini. Semanas después sería capturado y asesinado, tras un intento de fuga.

viernes, 16 de mayo de 2014

Thomas Cook y el primer tour operador

El inglés Thomas Cook fue todo un pionero del negocio turístico. A mediados del XIX fundó una pequeña empresa dedicada a organizar viajes, que es considerada la primera agencia de viajes de la historia. Inicialmente ofrecía solo cortos viajes dentro de Inglaterra, incluidas visitas a la Exposición Universal de Londres, pero pronto se decidiría a dar el salto al continente.




En el verano de 1863 organizó un tour a Suiza, un país pobre y desconocido para los ingleses, que a partir de entonces se pondría de moda y, gracias a sus enormes montañas, se asociaría con valores como el descanso o la salud. A este mítico viaje, que bien podría ser el primer tour organizado de la historia, se apuntaron siete personas, cuatro mujeres y tres hombres. Partiendo de Londres, los viajeros visitaron París y de allí se dirigieron a Ginebra y luego a Chamonix, donde visitaron la Mer de Glace, al pie del Mont Blanc. Desde allí volvieron a cruzar a Suiza, recorriendo las regiones del Valais y de Oberland, con localidades como Sion, Interlaken, Grindelwald (al pie de la cara norte del Eiger) o Lucerna. Iniciaron el regreso por Neuchatel, entrando de nuevo en Francia y volviendo a hacer escala en París. Los medios de transporte empleados en el viaje fueron el barco, el tren, la diligencia o las mulas. Incluso hubo tramos por Suiza que los viajeros tuvieron que realizar a pie.

Parece que en pocos años Suiza se dotó de infraestructuras turísticas a la última y se convirtió en un destino turístico la mar de popular. En la novela Tartarín en los Alpes, escrita por Alphonse Daudet y publicada en 1888, tan solo 25 años de aquel primer tour que Thomas Cook impulsó, nos encontramos este revelador diálogo:
- Suiza, hoy en día, señor Tartarín, no es más que un vasto Kursaal, abierto de junio a septiembre; un casino panorámico en el que viene a distraerse la gente de las cuatro partes del mundo y que es explotado por una compañía riquísima, dueña de centenares de millones de millones y que tiene sus centros en Ginebra y en Londres. Hacía falta dinero, como podrá usted comprender, para arrendar, engalanar y poner en estado de explotación todo ese territorio, lagos, bosques, montañas y cascadas; para pagar a un pueblo de empleados, de comparsas, e instalar sobre las más altas cimas hoteles estupendos, con gas, telégrafos y teléfonos.
- Es verdad, en efecto -dice Tartarín-, que recuerda el Rigi.
- ¡Que si es verdad...! Pero aún no ha visto usted nada... Avance un poco por este país. No encontrará un rincón que no esté truncado y maquinado como los fosos de la Ópera. Cascadas iluminadas a giorno, torniquetes a la entrada de los ventisqueros, y para las ascensiones muchos ferrocarriles hidráulicos o funiculares. Sin embargo, la compañía, pensando en su clientela, de ingleses y de americanos escaladores, conserva algunos Alpes famosos, la Jungfrau, el Monje, el Finsteraarhorn, su apariencia peligrosa y salvaje, aunque en realidad no hay más riesgos allí que en otra parte.
- No obstante, las grietas, querido, esas horribles grietas... ¿Se cae en ellas?
- Cae usted sobre la nieve, señor Tartarín, y no se hace daño; siempre hay abajo, en el fondo, un portero, un botones, alguien que le levanta, le sacude y le cepilla la nieve, y amablemente se informa: "¿El señor no trae equipajes?".

Hoy la empresa Thomas Cook no se parece en nada a la empresita puesta en marcha por su fundador hace más de siglo y medio. Se ha convertido en un gran operador turístico, una multinacional que cotiza en la Bolsa de Londres, posee una flota de un centenar de aviones y emplea a más de 30.000 trabajadores.
 

martes, 13 de mayo de 2014

Tartarín de Tarascón

Es Tartarín un héroe atípico, creado por la imaginación del escritor francés Alphonse Daudet y protagonista de las más insospechadas aventuras.
Nacido y residente en Tarascón, una villa del Mediodía francés, a orillas del Ródano, entre Aviñón y Arlés, Tartarín es un hombre de mediana edad, un poco regordete, simpático, un tanto atolondrado, a veces fanfarrón, pero muy querido por sus vecinos, que suelta a menudo expresiones en provenzal. Por su apariencia y por su manera de manejarse representa más al antihéroe que al héroe. Las circunstancias lo empujan a vivir una serie de aventuras plagadas de situaciones a menudo absurdas, que tienen más de antiaventuras que de aventuras heroicas. Las influencias del Quijote en el personaje son más que evidentes.

En la primera de sus novelas, publicada en 1872, Tartarín marcha a Argelia, a cazar leones en la cordillera del Atlas. Pero en Argel la Blanca conoce a Baïa, una joven morita de la que se enamora, y se va vivir con ella a una casita con patio interior en la casbah. Esto le apartará del propósito de su viaje durante varias semanas.
Uno de los personajes, el príncipe montenegrino Gregory, le explica a Tartarín cómo el borriquillo argelino, por pequeño y débil que parezca, lo soporta todo y es capaz de llevar cualquier carga por pesada que sea. Resulta curioso cómo en este punto hace referencia al sistema de organización colonial que los franceses aplicaban en Argelia:
Arriba, dicen, está el señor gobernador con un gran garrote, y que pega al estado mayor; el estado mayor, para vengarse, pega al soldado; el soldado pega al colono, el colono pega al árabe, el árabe pega al negro, el negro pega al judío, el judío, a su vez, pega al borriquillo, y el pobre borriquillo, no teniendo nadie a quien pegar, tiende los lomos y lleva todo.




Tartarín en los Alpes
En esta segunda entrega, publicada en 1888, nos encontramos con que Tartarín se ha convertido en presidente del Club Alpino La Tarasca, un grupo de montaña surgido en su villa.
Esta vez nuestro intrépido viajero, siempre ávido de emociones, se desplaza a Suiza, con el objetivo de practicar el alpinismo en solitario y plantar el estandarte tarasconense más alto que nadie.
Su destino inicial será la pequeña localidad de Vitznau, a orillas del lago de los Cuatro Cantones, y desde ella subirá al monte Rigi, que pese a tener solo 1.800 metros de altura es conocido como la Regina Montium o Reina de las Montañas. Tartarín opta por subir a pie, aunque ya por entonces funcionaba el ferrocarril de cremallera que ascendía hasta su cumbre (se había construido en 1871 y era el primero en su género de Europa). En el inmenso hotel de montaña levantado en la cumbre, a dos pasos de la terminal del ferrocarril, hará Tartarín noche y durante la cena, servida en el comedor, abarrotado de distinguidas personalidades, extrañará el silencio general y se sentirá ignorado.
Tartarín conocerá a un grupo de exiliados rusos, los nihilistas, activistas comprometidos con la liberación del pueblo ruso, que están dispuestos a llevar a cabo cualquier acción o a perpetrar cualquier atentado con tal de derribar al régimen zarista.
Irracionalmente atraído por Sonia, la joven rusa de ojos azules, Tartarín estará a punto de verse involucrado en las actividades revolucionarias y conspirativas de los nihilistas. Le salvará de ello la providencial llegada a Interlaken de tres convecinos venidos expresamente de Tarascón para apoyar a su presidente: el comandante Bravida, el barbudo Excourbaniés y Pascalón, el joven ayudante del boticario, que traía la banderola del club.
El objetivo de Tartarín es ahora ascender la Jungfrau y para ello contrata los servicios de dos afamados guías que viven en Grindelwald. Sus tres amigos provenzales, Bravida, Excourbaniés y Pascalón, acompañarán a su presidente y a los dos guías hasta la entrada al glaciar Guggi, donde Tartarín se calzará sus garfios Kennedy, una especie de zuecos herrados, con tres enormes y fuertes puntas, que se abrochan con correas. Pero las puntas se hundirán tanto en el hielo que Tartarín se queda completamente clavado y no tiene más remedio que soltar sus correas y dejar los garfios ahí en medio de la nada. Tras hacer noche en una cabaña o hütte, en la que coinciden con otros alpinistas, reanudan la ascensión final de madrugada. La progresión será penosa y no exenta de peligros, llegando a caer en una grieta, al romperse un puente de hielo, Tartarín y uno de los guías. Se encordarán para ascender por una estrecha cresta helada, tallando escalones con el pico del alpenstock o bastón de montaña. En la cumbre se desatará la alegría y romperán a cantar entusiasmados mientras hacen ondear la bandera tarasconense.
Cumplido el objetivo, Tartarín y la delegación emprenden el regreso a Tarascón, vía Ginebra, pero... en una escala que hacen de camino en esta última ciudad les llega la noticia de que Costecalde, Vicepresidente del Club Alpino La Tarasca, está a punto de partir de Tarascón para intentar subir al Mont Blanc y eso Tartarín no lo puede permitir, no puede ser que otro paisano le arrebate la gloria. Y decide súbitamente cambiar de planes y dirigirse de inmediato a Chamonix, la aldea saboyana, para adelantarse a Costecalde y ser el primer tarasconense en coronar el Mont Blanc, el rey de los Alpes. La delegación acompaña a Tartarín muy a regañadientes y en el hotel de Chamonix, donde se topan con Bompard, otro tarasconense, que se hace pasar por guía alpino, contratan guías de verdad, mulas y cargadores (porteadores) para la ascensión. A la mañana siguiente parte la expedición y toma un camino mulero hasta el chalé de la Pierre-Pointue, donde la delegación se dará la vuelta, continuando solo Bompard y Tartarín en representación de Tarascón. En el alto de Grand-Mulets pasarán la noche en una cabaña con guarda. Al día siguiente, les esperará el glaciar de los Bossons y el ataque a la cumbre. ¿Alcanzará Tartarín la gloria? ¿Logrará escapar de los peligros que la gran montaña esconde a cada paso?


lunes, 5 de mayo de 2014

Jan Palach, el mártir de la Primavera de Praga

Era Jan Palach un universitario checo que estudiaba historia y políticas. Como muchos jóvenes de su época, también él quería un futuro en libertad para su país.


 


En enero de 1968 Alexander Dubcek, líder del partido comunista checoslovaco y jefe de gobierno de su país, inició un proceso de reformas liberalizadoras para darle al socialismo otra cara e impulsar lo que se llamó un socialismo de rostro humano.
Este proceso reformista, que respondía al sentir de la gente, fue bautizado como Primavera de Praga. Se aprobó, entre otras medidas, el levantamiento de la censura de prensa. El pueblo checo, en su mayoría, veía con esperanza la nueva senda que se abría.
La Primavera de Praga se iba consolidando como una revolución pacífica, hecha desde las instituciones, que respondía al sentir mayoritario del pueblo. Evidentemente desde Moscú no se veía con especial simpatía lo que estaba pasando.
Unos meses después, en agosto de 1968, los tanques soviéticos y otras tropas del Pacto de Varsovia invadían Checoslovaquia y aplastaban la revolución. En los enfrentamientos se producen cerca de 50 muertos.
A raíz de esta violenta intervención se hizo popular en Checoslovaquia el chiste siguiente: ¿Cómo visitan los rusos a sus amigos? En tanque.
Se inicia entonces un proceso de normalización para devolver al país a la más rigurosa ortodoxia soviética. Dubcek es destituido y relevado por Husak como primer secretario del partido comunista. Los dirigentes del partido y del gobierno son arrestados, llevándose a cabo una depuración entre aquellos considerados liberales. Las reformas efectuadas por Dubcek son abolidas. Los escritores e intelectuales checoslovacos que habían apoyado las reformas son tachados de disidentes y reprimidos con dureza por el régimen comunista. Comienza a publicarse un periódico filosoviético de tintes panfletarios, titulado Zpravy (Noticias), en el que se alude a la invasión como un acto de ayuda fraterna.
 


En enero de 1969 el estudiante Jan Palach, que contaba solo 20 años, se quemó a lo bonzo en Praga, en la plaza de San Wenceslao. A los tres días murió a consecuencia de las quemaduras sufridas. Fue su manera de protestar contra la ocupación, la represión y la política de normalización decretadas desde Moscú. En los meses siguientes otros dos estudiantes harían lo mismo que él, uno en Praga y el otro en Jihlava.
Los funerales de Jan Palach fueron multitudinarios. Se había convertido en un símbolo de la resistencia pasiva del país.
En los años siguientes, los días 21 de agosto (aniversario de la invasión soviética) y 16 de enero (aniversario de su autoinmolación) la tumba de Jan Palach en Praga se llenaba de flores. Estas manifestaciones no eran del agrado de las autoridades comunistas.
Un día de otoño de 1973, a las cuatro de la mañana, agentes de la policía se personaron en el cementerio, desenterraron los restos mortales de Jan Palach, los incineraron en el crematorio y se los dieron a su madre en una urna. Un ejemplo más de la cobardía y de la miseria moral que caracteriza a los regímenes totalitarios.

La directora de cine Agnieszka Holland rodó el año pasado Hořící Keř (Arbusto Ardiente), una película que recuerda la figura de Jan Palach.


   

domingo, 4 de mayo de 2014

La brujería en Navarra

Al aproximarnos al hecho brujeril encontramos cómo se repite por toda Europa y en distintas épocas una trilogía o asociación de tres elementos o fuerzas que se presentan simultáneamente:
  • Luna.
  • Noche.
  • Mujer: Su protagonismo es en líneas generales superior al del hombre.

Acusaciones 
Las noticias sobre estas prácticas se hacen frecuentes en Navarra a partir del siglo XIV, especialmente en su montaña. Cabe suponer que el fenómeno se daba también en siglos anteriores, aunque no tengamos constancia escrita de ello.
En el siglo XVI y en los comienzos del XVII tienen lugar en Navarra una serie de procesos muy sonados contra la brujería, instruidos en su mayoría por los tribunales civiles y solo puntualmente por la Inquisición.
Entre los acusados predomina el tipo de la bruja rural (las brujas superan en número a los brujos), más vieja que joven, que con frecuencia presenta alguna anormalidad física o psíquica.
Habitualmente se acusa a brujos y brujas de hechos similares (fabricar y aplicar polvos y ungüentos dañinos, hechos con pieles desolladas de sapos, echar el mal de ojo, lanzar maleficios que causan desgracias y daños a campos, animales o personas, etc.). En las acusaciones se observa cómo a menudo se confunden las actividades brujeriles con las profesiones de curandero o de adivino. Las persecuciones se hacen más frecuentes en épocas de epidemias o malas cosechas.
Por lo general, los acusados son gente de baja condición, ignorantes y analfabetos, pero encontramos algunas excepciones, como la de Lope de Esparza, alcalde del valle de Salazar, o la del famoso Brujo de Bargota, que era clérigo y que comparecería en el auto de fe de Logroño de 1610.
En la mayoría de los casos las acusaciones no tienen base ninguna y están motivadas por malquerencias, odios, supersticiones o prejuicios, lo que explica que en muchas ocasiones los acusados fueran protegidos por los sacerdotes locales.
Sorprende también que en muchos casos se dé crédito a las acusaciones vertidas por niños de corta edad, a menudo influenciados por personas mayores.
Los aquelarres
Los ayuntamientos o reuniones de brujos y brujas tienen lugar en las noches de los viernes en alguna campa o cueva (como las cuevas de Zugarramurdi o Alli). Se celebran funciones extraordinarias las vísperas de las principales fiestas del año.
En ellos se rinde homenaje y se idolatra a Belcebú por medio de diversos ritos y ceremonias, en los que con frecuencia se advierte un trasfondo sexual. Los asistentes danzan al son del rabel y el tamboril, y asisten a misas negras presididas por algún brujo o bruja que se pone sobre la cabeza unos cuernos de cabrón para encarnar a Satanás. Suelen darse escenas lúbricas e incluso orgías en las que se llega a la comunión carnal del demonio con sus fieles. Tanto desenfreno debe acabar antes de que cante el gallo.


El aquelarre de Goya


Conflictos de competencias
En Navarra fueron los tribunales civiles, el Tribunal de la Corte en primera instancia y el Consejo Real en segunda, sin posibilidad ya de apelación, quienes dictaron sentencia en la mayor parte de las causas por brujería (el auto de fe de Logroño, instruido por la Inquisición en 1610, es una excepción), pero a menudo surgieron discrepancias con los inquisidores de Calahorra y Logroño. Ello se debe a que no estaban bien deslindadas las jurisdicciones de los tribunales civiles y eclesiásticos.
Una cédula real de 1530 trató de delimitar las competencias de unos y otros tribunales para resolver la cuestión, estableciendo lo siguiente:
  • Los tribunales eclesiásticos (o del Santo Oficio), que dependían de la Inquisición, debían juzgar a los acusados de herejía solo en lo tocante a la ortodoxia y la fe. Los reos debían confesar sus culpas, retractarse, pedir misericordia y abrazar la Cruz.
  • Los tribunales civiles navarros (o de la Corte), que dependían del Consejo Real (o Supremo del reino), se encargaban de juzgar los demás delitos, en particular los actos puramente brujeriles, los envenenamientos, los contrarios a la moral sexual vigente, etc.
En definitiva, se establecía que el Consejo Real debía entregar a la Inquisición los presos que tenía por presuntos delitos de brujería, a fin de que fuesen juzgados por estos solo en lo tocante a la fe; luego debían ser remitidos de nuevo a los tribunales ordinarios o civiles navarros para ser juzgados de otros delitos que pudieran haber cometido. A pesar de que el asunto parecía quedar zanjado, se seguirían produciendo enfrentamientos entre tribunales civiles y eclesiásticos.

Castigos
Destacan por su dureza las sentencias de los tribunales civiles navarros en los procesos de Burguete (1525), Anocíbar (1576) o Aráiz (1595), que condenan a muerte a varios acusados. Supera a las anteriores el proceso incoado por la Inquisición en 1610, en Logroño, contra las brujas de Zugarramurdi, en el que siete de ellas serían quemadas en la hoguera.
En los restantes casos las condenas consisten en penas de cárcel, en azotes o en el destierro.
Los procesos de Elgorriaga (1610) o Arráyoz (1612) constituyen un caso aparte. En ellos se aprecia un giro total en las sentencias dictadas y los acusadores son finalmente condenados por difamación y malos tratos a los acusados.

Procesos contra la brujería en Navarra


Ituren y su comarca (1525)
Los aquelarres se celebraban en el Mendaur, el rey de los montes de la comarca, también llamado Mandaurre o Abalegui en aquella época.
El proceso fue conducido por el Consejo Real, que designó al comisario y bachiller Antón de Huarte para visitar la comarca y hacer las averiguaciones. Le cupo dictar sentencia a Bernald Cruzat, justicia de Pamplona. Los acusados tuvieron la suerte de contar con jueces benévolos.


Valcarlos y Roncesvalles (1525)
En el proceso intervino el licenciado Balanza, comisionado por el Consejo Real.
La sentencia fue cruel en este caso y hubo penas de hoguera para varias de las brujas acusadas.
Un lunes del mes de junio fueron quemadas las brujas en Burguete. El hecho debió causar gran impresión en la montaña navarra.


Valle de Salazar (1539)
Los dos núcleos brujeriles más importantes fueron Ochagavía y Esparza.
Las informaciones iniciales son recabadas por el bachiller Leoz y el proceso lo conducen el comisario Camús, enviado por la Inquisición, y un tal Beruete, alguacil enviado por el Tribunal de la Corte.
Los ayuntamientos de brujos tenían lugar en la plaza pública y en las eras los lunes, miércoles y viernes.
Entre los delatados está el propio alcalde del valle, un tal Lope de Esparza, que sería condenado a dos meses de destierro.

Ciordia (1575-1576)
Se encarga al escribano Pérez de Huarte que lleve a cabo una investigación en Echarri-Aranaz y en los valles de Araquil y Burunda.
Fue acusada la octogenaria Gracia Martiz y condenada por el Tribunal de la Corte, pese a la inconsistencia de las pruebas (meras declaraciones de sus convecinos, basadas en prejuicios, en la superstición o en la mala fe). Fue primero encerrada en la cárcel de Pamplona y, tras cuatro meses, la pena de prisión le es conmutada por el destierro perpetuo del reino.

Burguete (1575)
A las acusadas, Graciana de Loizu y otras brujas, se les achacan varias muertes, aunque las pruebas parecen basadas en declaraciones totalmente inconsistentes. A Graciana se le condena a 10 años de destierro del reino, siendo absueltas las demás.

Anocíbar (1575)
La acusación fue presentada por Pedro de Esáin, abad de Ciarruz y Anocíbar.
Para hacer las averiguaciones pertinentes acudió el licenciado Ozcoidi, enviado por el Tribunal de la Corte.
Todos los encausados pasaron a las cárceles de Pamplona, donde fueron sometidos a tormento para arrancarles la verdad.
Finalmente tres de los acusados fueron condenados a muerte, pese a que las condenas se basaron en declaraciones plagadas de contradicciones y prestadas incluso por niños. Solo pudo ejecutarse la pena de muerte en un caso; los otros dos reos habían ya muerto en prisión para entonces.

Ulzama y valle de Anué (1575)
Se desplaza hasta allí el bachiller Ozcoidi para hacer las averiguaciones.
Los tres encausados fueron juzgados por los tribunales civiles y la sentencia decretada fue bastante moderada, reduciéndose a cinco años de destierro en dos de los casos y a una pequeña multa en el otro.

Valle de Larraun (1576)
Es la propia Inquisición quien inicia las pesquisas y quien luego envía a la zona a un comisario de los tribunales civiles navarros.
No hubo sentencias condenatorias.


San Martín de Amézcoa (1576)
Se desplazó al lugar el comisario Diego de Oñate.
Los acusados encontraron buenos valedores que desmintieron las calumnias vertidas contra ellos, motivadas por intereses y malquerencias.
La sentencia fue condenatoria y los acusados fueron desterrados durante dos años.

Valle de Aráiz (1595)
Las primeras declaraciones fueron tomadas pro el alcalde de los siete pueblos del valle, Fermín de Lodosa.
Celebraban los aquelarres en la cueva de Alli, en los que de adoraba a Belcebú.
Hasta 17 acusados fueron conducidos a las cárceles de Pamplona, donde fueron interrogados por Ozcáriz y Tejada, alcaldes de la Corte. Parece que también la Inquisición tuvo también alguna intervención en el proceso.
Muchos de ellos murieron de hambre antes de que se pronunciara la sentencia.
El licenciado Caparroso se trasladó a la zona para hacer averiguaciones sobre muertes de niños, despeñamientos de ganado y otros accidentes que eran atribuidos a los brujos, pero no se sacó nada en limpio. Probablemente muchas de las desgracias respondían a enfermedades y otras causas naturales.
Muchos terminaron por desmentir ante los jueces de Pamplona lo que inicialmente habían afirmado.
En todo este tiempo fallecieron muchos acusados, quedando solo tres de ellos vivos en el momento de dictarse sentencia, que fue absolutoria para Gracia de Usabarrena, única mujer superviviente, y condenatoria para Johan Martiz de Barazarte y Johanes de Zamarguiñarena (200 azotes y destierro perpetuo del reino para el primero, 100 azotes y 6 años de destierro para el segundo).

Las brujas de Zugarramurdi y el auto de fe de Logroño (1610)
Probablemente sea el proceso que alcanzó una mayor resonancia.
Fue conducido por la Inquisición y visitó la zona el inquisidor Alvarado.
En los aquelarres actuaban como reina Graciana de Barrenechea y como rey su marido, Miguel de Goiburu. En un ambiente festivo se bailaba al son de la flauta y el tamboril, tenía lugar una misa que oficiaba el demonio, se cometían actos sacrílegos e incluso se llegaba a la comunión carnal del demonio con sus fieles.
Se acusó a brujos y brujas de haber causado la muerte a algunos vecinos.
Resultaron implicadas en actos brujeriles cerca de 300 personas. 40 de ellas fueron finalmente llevadas a Logroño para ser juzgadas por la Inquisición.
El auto de fe se celebró los días 7 y 8 de noviembre de 1610. Los que se retractaron fueron perdonados; los siete que se resistieron y no se retractaron fueron quemados en la hoguera.


El auto de fe de Goya


El Brujo de Bargota
Se llamaba Johanes y era oriundo de Castilla y de estirpe hidalga. Hizo estudios eclesiásticos en Salamanca y ejerció como clérigo.
Aficionado a la nigromancia, realizaba conjuros y elaboraba pócimas y brebajes para curar enfermedades. Tenía una biblioteca con muchas obras sobre magia. Se desplazaba a la cercana Viana y a otros pueblos de la comarca para celebrar aquelarres.
Ya fue denunciado a la Inquisición de Logroño en 1599 y compareció finalmente ante ella en el célebre auto de fe de 1610. Fue condenado a galeras y a llevar durante un año el sambenito. Su vida fue ejemplar desde entonces y falleció a los 65 años casi como un santo.
Escultura del Brujo de Bargota
Goizueta (1609)
Los acusados, Johanes de Zubillaga y Magdalena de Leiza, fueron condenados a dos años de destierro.
Elgorriaga (1610)
Aquí cambian las tornas y los acusadores se convierten en acusados y son condenados por calumnias y agresiones a los supuestos brujos (los supuestos brujos y brujas eran atados a una escalera y en tal postura, sacando las cabezas por entre los tramos, eran paseados por las calles del lugar mientras recibían insultos, golpes, palos y pedradas).


Arráyoz (1612)
Lo mismo que en Elgorriaga, los acusadores fueron condenados a destierro por malos tratos y aplicación de tormento a los acusados, a consecuencia de los cuales murió una presunta bruja.
Se observa cómo a partir del auto de fe de Logroño de 1610, que causó una honda conmoción, se produce un giro completo en el sentido de las sentencias que administraban los tribunales.
Desde principios del XVII no encontramos más procesos sobre brujas en Navarra. Esto no quiere decir que tales actividades desaparecieran completamente, sino que probablemente se produjo un cambio de mentalidad en las autoridades y en los tribunales ante el problema.


TURISMO


El Gobierno de Navarra incluye, dentro de su oferta de rutas culturales, la Ruta de la Brujería, que se compone de cuatro excursiones y permite al viajero aproximarse al pasado brujeril de la montaña navarra.
El primer itinerario, que abarca Roncesvalles y los valles de Roncal y Salazar, permite conocer el Bosque de las Brujas, lugar de celebración de aquelarres.
El segundo itinerario nos acerca a Zugarramurdi, sus célebres cuevas y su Museo de las Brujas.
El tercer recorrido, que se desarrolla por Anocíbar y los valles de Larraun, Aráiz y Leizarán, nos adentra en cuevas en las que tenían lugar los rituales brujeriles.
El cuarto recorrido se centra en Tierra Estella y presta especial atención a Bargota, donde se celebra todos los años una Semana de la Brujería.

Ruta de la Brujería en Navarra (folleto en PDF)


CINE


Akelarre, de Pedro Olea
Fue rodada en el pueblo navarro de Uztegi (valle de Araitz) y estrenada en 1984. Recrea uno de tantos procesos contra la brujería llevados a cabo en el siglo XVI por la Inquisición. En su reparto figuran José Luis López Vázquez, que hace de Inquisidor, Silvia Munt, que interpreta a la bruja Garazi, Mari Carrillo, Patxi Bisquert, Iñaki Miramón, etc.


Las brujas de Zugarramurdi, de Álex de la Iglesia
Dirigida en 2013, viene a ser una actualización un tanto libre y disparatada del tema de la brujería. Trabajan en ella Carmen Maura, Terele Pávez y Carolina Bang. Las tres lideran la cuadrilla de hechiceras que protagoniza la cinta.



Fuente:
La brujería. Monográfico escrito por Florencio Idoate y publicado en 1983 por la Diputación Foral de Navarra (nº 4 de la colección Navarra, temas de cultura popular).

Artículos
Maravillosas brujas pioneras (por Rosa Montero, publicado en El País en septiembre de 2016)

jueves, 1 de mayo de 2014

1984: un mundo orwelliano

El totalitarismo no es sólo el infierno, sino también el sueño del paraíso, decía el escritor checo Milan Kundera, nacido en Brno pero exiliado en Francia, a su colega Philip Roth en una entrevista celebrada hace años.

En 1984, al igual que en otras obras suyas, George Orwell hace una personalísima parodia de los sistemas totalitaritarios. Estamos en Oceanía, una de las tres superpotencias que se reparten el mundo. Las otras dos son Eurasia y Esteasia. Estas tres superpotencias se hallan permanentemente en guerra, o al menos eso propagan machaconamente los medios de comunicación, pero el sistema de alianzas no es siempre el mismo. En el momento en que arranca esta historia Oceanía se encuentra en guerra con Eurasia y está aliada con Esteasia.
Oceanía se configura a partir de la absorción del Imperio Británico por los Estados Unidos. Abarca las dos Américas, las islas del Atlántico, Australasia y la parte meridional de África. Su capital, Londres, se encuentra en la Franja Aérea Uno. La doctrina o ideología predominante es el socing (o socialismo inglés) y todo en Oceanía se halla bajo el férreo control del Partido, liderado por el Hermano Mayor.
Eurasia surge a partir de la absorción de Europa por Rusia. Su doctrina es el neobolcheviquismo.
Esteasia, más pequeña, incluye China, los países al sur de la misma, las islas japonesas, el Tíbet, Manchuria y Mongolia. Su doctrina se denomina adoración a la muerte, un término chino.
Amplias zonas de África pasan constantemente de unas manos a otras en la guerra permanente que las tres superpotencias libran entre sí.



La organización del Estado
El sistema gubernamental de Oceanía se dividía en 4 ministerios con sede en Londres:
  • Ministerio de la Verdad (Miniver): Se ocupa de las noticias, los espectáculos, la educación y las bellas artes. En la práctica, falsifica a diario el pasado y la historia.
  • Ministerio de la Paz (Minipax): Encargado de los asuntos relativos a la guerra.
  • Ministerio del Amor (Minimor): Se ocupa de mantener la ley y el orden. La realidad es que realiza una labor de espionaje y represión al servicio del Partido, valiéndose para ello de la Policía del Pensamiento (Mentalpol).
  • Ministerio de la Abundancia (Minindancia): Es responsable de los asuntos económicos.
Los nombres de los cuatro ministerios son una descarada muestra de la manipulación de la realidad que exhibe el Partido. El Ministerio de la Verdad miente; el Ministerio de la Paz promueve la guerra; el Ministerio del Amor tortura; y el Ministerio de la Abundancia favorece el hambre.
Se configura Oceanía como un Estado totalitario que subordina completamente lo individual a lo colectivo, que ejerce un control total del comportamiento de sus ciudadanos y que lucha implacablemente contra la memoria, el deseo y el lenguaje como vehículos del pensamiento.
El Partido y la propaganda
Todo en Oceanía, tanto la vida pública como incluso la privada, se hallaba bajo el absoluto control del Partido, que vigila a los ciudadanos, especialmente a los miembros del Partido, mediante telepantallas instaladas en lugares públicos y en las casas.
La economía se hallaba totalmente intervenida por el Partido, que elaboraba planes trienales. Por la telepantalla se informaba constantemente a la ciudadanía de la consecución de los objetivos previstos en dichos planes. Algunos productos, como los Cigarrillos de la Victoria o la Ginebra de la Victoria, eran distribuidos bajo monopolio exclusivo del Estado.
Para reforzar la fidelidad al Partido se recurría constantemente a la propaganda, a las banderas, a los desfiles, a las consignas, al himno Por ti, Oceanía, a los juegos, a las excursiones comunitarias, etc.

Las consignas
Los tres lemas del Partido son La guerra es la paz, La libertad es la esclavitud y La ignorancia es la fuerza. Aparecen reproducidos por todas partes.

Era una organización dependiente del Partido que defendía la abstinencia sexual en hombres y mujeres. Se pretendía eliminar totalmente el placer en el acto sexual. Solo se admitían los matrimonios entre miembros del Partido, que debían ser aprobados por un comité. El único fin admitido en el matrimonio era engendrar hijos para el servicio del Partido. Las relaciones sexuales eran algo menor. Si era posible, los niños debían engendrarse mediante inseminación artificial (insemart).

El Hermano Mayor
Fue y seguía siendo el líder de la Revolución, así como el jefe del Partido. Su imagen aparecía constantemente en la telepantalla. Su retrato se hallaba colgado por todas partes. El Hermano Mayor vela por ti era el mensaje que se repetía sin cesar.



La nuevalengua
Era el idioma oficial de Oceanía. Había sido ideado para hacer frente a las necesidades ideológicas del Socing. Estaba pensada para reducir el alcance del pensamiento y excluir cualquier modo de pensar que se opusiera a los dictados del Partido.
En 1984 no había aún nadie que la utilizara como única forma de comunicación, ni hablada ni escrita, pero se suponía que acabaría desplazando totalmente a la viejalengua (o inglés estándar) en torno al año 2050.
Por un lado, había que destruir las viejas palabras para reducir el vocabulario. Ello no quiere decir que no surgieran nuevos términos para hacer referencia a objetos, como telepantalla o hablascribe, o a conceptos que tenían una implicación política, como bienpiensa (ortodoxia en lo político, que implicaba incapacidad de tener un mal pensamiento), doblepiensa (es una forma de disciplina mental que consiste en ser capaz de creer dos verdades contradictorias al mismo tiempo, que el Partido promueve entre sus miembros con objeto de manipular y falsificar el pasado y la historia), vidapropia (implica individualismo y excentricidad, debiendo por ello ser perseguida), crimenfacial (adopción de una expresión inapropiada, como un gesto de incredulidad ante el anuncio de una victoria) o crimental (delito cometido por quienes conspiran contra el Estado).

La estructura social
La sociedad de Oceanía se estructura de la forma siguiente:
  • En la cúspide, el Hermano Mayor, infalible y todopoderoso.
  • Por debajo, el Partido Interior, cuyos miembros están limitados a seis millones, algo menos del 2% de la población.
  • A continuación, el Partido Exterior.
  • Y por último, los proles, las masas, que suponen aproximadamente el 85% de la población. Son inferiores por naturaleza, despreciados por el Partido y deben estar sometidos. Un eslogan del Partido decía que Los proles y los animales son libres. En cuestiones morales se les permitía regirse por su código ancestral.
Entre las dos ramas del Partido, interna y externa, se producen ciertos intercambios, pero a los proles no se les permite ingresar en el Partido.

Los enemigos internos
Emmanuel Goldstein fue figura señera del Partido, luego desertor y traidor, y actualmente el enemigo número uno. Se dedicó a actividades contrarrevolucionarias, a denunciar la dictadura del Partido o a pedir libertades. Creó toda una red clandestina de conspiradores para derrocar al Estado, conocida como la Hermandad.
La figura de Goldstein es recordada constantemente por la telepantalla en el espacio o programa titulado Dos Minutos de Odio.
Periódicamente el Partido organiza la llamada Semana de Odio, en la que a través de programas especiales en la telepantalla, desfiles y otros actos propagandísticos se recuerda a la ciudadanía la obligación de luchar contra traidores y desertores.