Admirado un amigo de Unamuno de la capacidad de este último para aprovechar el tiempo y hacer cosas, el escritor bilbaíno le explica su secreto en tono confidencial:
Yo, por mi parte, no corro cuando puedo ir al paso, a pie y enterándome del camino. ¿Qué recorro poco espacio? ¿Y qué? Todo pedazo de espacio es infinito dentro de sí. Y lo mismo digo del tiempo. "¿Pero cómo encuentra usted tiempo para hacer tantas cosas?", me preguntaba un amigo. Y le respondí sonriendo: "Es que mis horas son cuadradas y a las veces cúbicas...". "¿Cómo?", añadió. Y yo: "Usted sabe que si un metro lineal tiene 10 decímetros, un metro cuadrado tiene 100 decímetros cuadrados, y no 10, y un metro cúbico 1.000 decímetros cúbicos. Así mi hora cuadrada tiene 3.600 minutos cuadrados y mi hora cúbica 216.000 minutos cúbicos".
El artículo, fechado en 1913 fue incluido posteriormente por el escritor en su libro Andanzas y visiones españolas.
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