miércoles, 30 de abril de 2014

Los cátaros

El catarismo constituye una corriente heterodoxa dentro del cristianismo, surgida en el siglo XI, en la que se aprecian raíces orientales e influencias del zoroastrismo, maniqueísmo y bogomilismo.
Se basa en la idea antigua de dualidad, que también está presente en las tres religiones antiguas mencionadas, y en la existencia de dos principios divinos: uno para el bien y otro para el mal.
Persigue la pureza y la perfección espiritual.
Se halla desprovista de culto y de templo. Siguiendo la tradición celta, la naturaleza era el marco ideal para el rezo y por ello solían levantar sus altares en lugares telúricos, considerados sagrados por las civilizaciones antiguas, que proporcionaban energía y fuerza.
Sus fieles no temían a la muerte porque para ellos el infierno se hallaba en este mundo.

Zoroastrismo o mazdeísmo
Esta corriente filosófica y religiosa fue fundada en el siglo VII a. C. por Zaratustra, pensador persa que nació en la ciudad de Yazd.
Tradicionalmente se ha supuesto que los tres Reyes Magos eran sacerdotes mazdeístas.
Se basa en el concepto de dualidad y en dos principios que están en permanente lucha, el bien y el mal, la luz y las tinieblas.
Parte también de la idea de que el mundo es producto del mal y tiene por tanto una concepción pesimista de la sociedad.
Su doctrina ética se basa en los principios de la no violencia y del amor a la Naturaleza. Se configura como una religión respetuosa con los demás, con la Naturaleza y con el Cosmos, que insta a sus discípulos a practicar el vegetarianismo.
El hombre, en función de la teoría del libre albedrío, tiene la facultad de obra a su antojo, es libre de actuar y podrá en la práctica hacer el bien o el mal, pero solo en el primer caso recibirá el premio divino y alcanzará la felicidad. En consecuencia, hay que hacer siempre el bien, tanto con el pensamiento como con la palabra y la obra. Son tres los mandamientos que han de practicar sus seguidores: buenos pensamientos, buenas palabras y buenas acciones.
Sus elementos sagrados son el fuego, que simboliza el bien y por ello su llama ha de arder permanentemente en el templo, el jardín, que simboliza la tierra y la felicidad, y el agua, que simboliza el equilibrio y la vida.

Maniqueísmo
Fue Manes (o Mani en la tradición española), nacido en Babilonia, que entonces era una provincia del imperio persa, quien recogió algunas de las enseñanzas de Zaratustra y fundó en el siglo III de nuestra era la religión maniquea.
Sus doctrinas influirían decisivamente en el desarrollo de las creencias cristianas, tanto en el plano oficial como en el ámbito de la herejía, y de hecho pueden considerarse el caldo de cultivo de algunas corrientes filosóficas y religiosas del Medievo, como el bogomilismo.
Apostaba también por el conocimiento como vía de salvación y creía en la reencarnación del alma humana.
Siguiendo a Zaratustra, Manes rechazaba la superioridad del hombre respecto a otros habitantes del planeta, defendía que el derecho a la vida alcanza por igual a hombres y animales, debiendo respetarse la vida de los animales.

Bogomilismo
Es una corriente religiosa, fundada en los Cárpatos en el siglo X por Bogomil, su primer pope.
Se la considera el precedente más cercano del catarismo.
Se caracteriza por un dualismo radical.
Defiende la existencia de un dios creador de los cielos y del bien, así como de su antagónico, el dios del mal o espíritu de las tinieblas, creador de la Tierra.
Se trata de una religión sencilla, que carece de sacramentos y misterios de fe, cuyos seguidores, los bogomilos, llevaban un modo de vida ascético y espartano. No gustan de representar a Cristo en la Cruz (lo consideran signo de martirio y de derrota ante Satán), sino con los brazos alzados en señal de júbilo y de victoria sobre los poderes del mal.
Pronto se extiende por los Balcanes, por Bulgaria, Serbia o Macedonia e incluso se convierte en religión oficial de Bosnia (de donde será desplazada por el Islam con la invasión otomana del siglo XVI) y Hungría (de donde será desplazada por el catolicismo a mediados del siglo XV).
A lo largo del siglo XI fueron innumerables las conversiones que se produjeron en el propio Imperio bizantino. Incluso el patriarca Miguel Cerulario se convirtió, lo que originaría el cisma entre las Iglesias bizantina y romana en 1054.
Pero los bogomilos terminarían por ser perseguidos sin piedad por los emperadores bizantinos y a fines del siglo XI se verían forzados a huir a Occidente (Lombardía y Languedoc), donde los acogería el conde de Toulouse. No tardarían en ser conocidos como cátaros (del griego "katharos", que significa "puros") en toda Occitania.
 
Origen del catarismo
Aunque el epicentro del movimiento se sitúa en la región de Albi (que en la actualidad pertenece en su mayoría al departamento del Aude), y por eso a los cátaros se les comienza a llamar también albigenses (o albigeois en francés), arraigó en toda Occitania.

 
Vista de Albi
 

La doctrina cátara
El catarismo representa una nueva visión del mundo.
Predica la pureza de espíritu y la renuncia a los bienes materiales.
Fustiga a la Iglesia, cuyos ministros nadan en la riqueza, por su poder y sus posesiones.
Aboga por la tolerancia, la no violencia y la coexistencia pacífica. Uno de sus preceptos o mandamientos es no matar a persona o animal alguno (todos poseen almas que esperan su salvación).
El bien se identifica con la luz, la sabiduría, los cielos, el alma o la salvación.
El mal se identifica con las tinieblas, la Tierra, el cuerpo, la materia o el pecado.

Difusión del catarismo
A pesar de ser combatido por la Iglesia oficial, el catarismo se propagó con rapidez por el Mediodía francés durante los siglos XII y XIII. En algunas de sus principales ciudades, como Toulouse, Carcasona, Albi, Béziers o Montpellier, contó con el apoyo de algunas autoridades, como los condes de Toulouse y a veces incluso los mismos obispos.
Los cátaros, en sus ansias de pureza, soñaban con el retorno de la Iglesia primitiva, la de los primeros tiempos.
En 1167 celebraron un concilio en Saint Félix de Lauragais y decidieron organizarse en su propia Iglesia, al margen de la de Roma, estableciendo cuatro obispados cátaros en el Languedoc, con sede en Albi, Carcasona, Toulouse y Agen. Sus ministros, llamados Perfectos, impartieron sus enseñanzas durante más de dos siglos, basadas en la libertad de la persona, el respeto a la mujer o la tolerancia intercultural.
El movimiento constituía un auténtico desafío a la autoridad de la Iglesia.
 
La querella religiosa
El catarismo fue considerado una herejía por la Iglesia católica oficial y en el III Concilio de Letrán, celebrado en 1179, todos sus seguidores fueron condenados. Se prohibió dar apoyo a los cátaros y comerciar con ellos. E incluso se concedió amparo y protección religiosa, como se hacía con los cruzados, a todos aquellos que tomaran las armas para reducirlos.

Desde Constantino el Grande la Iglesia romana es la Iglesia del Poder; desde entonces impera en una alianza diabólica con los señores de este mundo. Pero ni ella ni los señores de este mundo tienen derecho a perseguir a los "herejes", a los puros, a los pobres, a los verdaderos imitadores de Cristo (Friedrich Heer, historiador austriaco, 1916-1983).
 
 
La predicación de Domingo de Guzmán entre los cátaros
En un viaje por el sur de Francia, el castellano Domingo de Guzmán, canónigo de Osma y fundador de la orden de los dominicos, se lanzó a predicar a los cátaros, disputando con ellos y refutando sus argumentos para tratar de acercarlos a la ortodoxia.
Pese a su tesón, el fraile castellano no consiguió frenar la expansión de la herejía. Aun así, el obispo de Toulouse le entregaría una iglesia y una casa en la ciudad, que destinó al establecimiento del que se considera el primer convento de la orden dominica.
 
 
Domingo de Guzmán
 
 
La expansión catalano-aragonesa en la región occitana
Durante el siglo XII el sur de Francia está dividido en multitud de condados y vizcondados, relacionados entre sí por una compleja red de acuerdos feudales que permiten cambiar de alianzas continuamente, atendiendo a los intereses de cada momento. Los condes de Barcelona, los reyes de Aragón y los reyes de Francia rivalizan por el control de la zona, aunque el predominio catalano-aragonés es claro.
El rey de Aragón recibe el homenaje feudal del conde de Toulouse y de otras ciudades como Rodez, Narbona o Béziers; el conde de Barcelona, por su parte, obtiene el vasallaje de los condados de Carcasona, Razés y Provenza. Uno y otro se convierten en señores feudales. La situación se consolidará a partir de mediados del siglo XII al unirse políticamente el reino de Aragón y el condado de Barcelona en la misma persona (varios Alfonsos y varios Pedros serán simultáneamente reyes-condes).
 
La cruzada papal contra los cátaros
La Iglesia no podía tolerar la insurrección albigense durante mucho tiempo. Había que intervenir para restablecer el dogma católico, recurriendo a la fuerza si era necesario. Inocencio III, elegido papa en 1198, fue quien inició la lucha contra los cátaros y contra su principal protector, Raimond VI, conde de Toulouse.
En 1209 Inocencio III decretó una cruzada o expedición de castigo contra los cátaros, confiándose su conducción al temible y despiadado Simón de Montfort, que estaba al servicio de la monarquía francesa. Inicialmente los cruzados se dirigieron contra Béziers y Albi, las dos grandes ciudades que encabezaban la insurrección cátara. La población de Béziers fue masacrada y los horrores continuarían de ahí en adelante.
Raimond VI, enfrentado al papa y a la Iglesia, solicitó el socorro de Pedro el Católico, rey aragonés, conde de Barcelona y señor feudal de la mayor parte del sur de Francia (en especial tras su matrimonio con María de Montpellier), del que también era vasallo.
En 1213 tuvo lugar la batalla de Muret, en la que Pedro el Católico fue muerto por los cruzados. Las tropas catalano-aragonesas se verían obligadas a evacuar la ciudad de Toulouse, que habían ocupado en 1217. A partir de entonces el condado de Toulouse quedaría bajo control de la monarquía francesa.
Muchos cátaros buscaron refugio en la región de Albi, levantando castillos como los de Quéribus, Peypertuse, Termes, Puyvert o Puilaurens en lugares montañosos de difícil acceso. Pero la persecución prosiguió hasta su exterminio. Los últimos cátaros encontraron refugio en Montségur, donde serían quemados vivos en 1244.
Guilhem Bélibaste (1280-1321), último Perfecto, fue quemado en la hoguera en Villerouge-Termenès.
 
 
Simón de Montfort y Pedro el Católico

 
El escritor gallego Álvaro Cunqueiro decía, en La cocina cristiana de Occidente, que la oca de lengua d'oc, la oca tolosana, ésa fue la comida favorita de los cruzados en los días albigenses, y a punto estuvo de acabarse la raza con las enormes gulas de aquellos ásperos cristianizadores.

Encontramos referencias a los cátaros y al clima de enfrentamiento que se vivió en su época entre ortodoxos y herejes en El nombre de la rosa, la novela de Umberto Eco, en la que el fraile franciscano Guillermo de Baskerville y su pupilo Adso de Melk investigan una sucesión de crímenes acontecidos en una abadía benedictina del norte de Italia. Los hechos se ambientan en la primera mitad del siglo XIV, bajo el papado de Juan XXII, que fue segundo papa de Avignon.

 
Fuentes
La herejía cátara (por Jesús Ávila Granados, periodista, colaborador de la revista Enigmas y autor de un centenar de libros)
La España medieval (por José Luis Martín), tomo nº 2 de la Historia de España publicada por Historia 16.
 
Sitio web dirigido a niños, con información sobre los castillos, las abadías y los museos del país cátaro, que propone visitas, salidas escolares y actividades pedagógicas para el aprendizaje.

domingo, 27 de abril de 2014

Frédéric Mistral y la revalorización del occitano

La langue d'oc, conocida actualmente como occitan, es una lengua romance que se extiende por el sur de Francia.
Se forma a partir del latín y de hecho es considerada una de las lenguas romances más próximas al latín, aunque presente también algunos aportes de otros ocupantes del territorio, como celtas, visigodos o incluso árabes.
La lengua oral estaba ya conformada en el siglo IX. Los primeros testimonios escritos aparecerán un par de siglos más tarde, en algunas cartas del siglo XI.

El País de Oc o Pays d'Oc
Comprendía aproximadamente el territorio de 6 regiones (Aquitaine, Midi-Pyrénées, Languedoc-Roussillon, Provence-Alpes-Côte d'Azur, Limousin y Auvergne) y 32 departamentos de la actual Francia, que en total suman unos 13 millones de habitantes en el momento presente.
Al final de la Edad Media comienza a emplearse el término Occitania (Occitanie) para designar este territorio.




Dialectos
En el territorio occitano se distinguen 6 dialectos o variedades de la lengua:
  • Gascon, del cual el aranés sería, a su vez, una subvariante.
  • Languedocien (o lengadocian en occitano).
  • Provençal.
  • Provençal alpin.
  • Limousin (o lemosin en occitano).
  • Auvergnat (o auvernhat en occitano).

Apogeo y declive
En los siglos XII y XIII los trovadores (troubadours), que componían poemas y cantaban al amor y a la mujer, llevaron a lo más alto la literatura en lengua occitana. Se dice que la palabra amour pasó del occitano al francés. Este periodo de esplendor, que influirá en otras culturas europeas (y en la poesía galaico-portuguesa del siglo XIII o en poetas castellanos del siglo XV como el Marqués de Santillana o Juan de Mena), perdurará hasta finales del siglo XIV.
El rey inglés Ricardo Corazón de León (1157-1199) escribió poemas en occitano y Dante (1265-1321) dudó entre el occitano y el italiano para escribir su Divina Comedia, decantándose al final por esta última.
En 1539 se publicó el Edicto de Villiers Cotterets, que impuso el francés en todos los actos públicos del reino. Aunque su seguimiento sea desigual, tuvo dos efectos: puso fin al uso administrativo de la lengua occitana; el occitano fue poco a poco dejando de escribirse, perdiéndose paulatinamente sus normas de ortografía o escritura.
La literatura occitana conocerá otro momento de esplendor en la época barroca (siglos XVI y XVII), con Pey de Garros (1528-1581), Pierre Goudouli (1580-1649) o Guilhèm Adèr (1567-1638), etc., pero en general la lengua escrita occitana emplea ya la grafía francesa.
En el siglo XIX se sigue utilizando el occitano para la comunicación oral, pero en la Administración es despreciado y comienza a denominársele patois, con un sentido despectivo o peyorativo, en oposición al francés culto. Pasa a ser sinónimo de costumbres anticuadas y de incultura. La enseñanza pública ignora sistemáticamente el occitano y su utilización en el ámbito escolar es reprimida para tratar de erradicarlo.


Ricardo Corazón de León y Dante 

 
Frédéric Mistral y el movimiento Félibrige
A mediados del siglo XIX se produjo una reacción, desarrollándose diversos movimientos a favor de la recuperación de la lengua de oc.
En 1854 se creó Félibrige, un movimiento impulsado por Frédéric Mistral (1830-1914), escritor en lengua occitana, cuya obra más conocida es Mirèio (o Mireia), una historia de amor publicada en 1859, que recuerda a la de Romeo y Julieta. En 1904 Mistral obtendría, junto a José de Echegaray, el Premio Nobel de Literatura.
En los años treinta la Société d'Etudes Occitanes restauró, después de más de un siglo, la norma ortográfica para escribir el occitano.
Desde mediados del siglo XX asistimos a la revitalización de la literatura en lengua occitana como René Nelli, Jean Larzac, Jean Boudou, Yves Rouquette, Max Rouquette, Robert Lafont, Bernard Manciet y otros.
En el panorama teatral destacan Claude Alranq o la compañía La Rampe.
En el ámbito de la música y la canción el elenco es muy amplio. En los setenta se dan a conocer Claude Marti, Mans de Breish, Rosina de Peire, etc., a los que más recientemente han ido tomando el relevo los Nadau, Massilia Sound System, Los Fabulos Troubadors, los Dupain, etc.
 
 
Frédéric Mistral


Calandretas
Son escuelas en que la enseñanza se imparte en lengua occitana.

La cruz occitana o Cruz de Toulouse
Es una cruz de 4 brazos con 3 puntas cada uno y alude, por tanto, al número 12, que se considera un símbolo cósmico al que se hace referencia en el Apocalipsis de San Juan. Simboliza el disco solar y, por tanto, se identifica con el culto al sol que ya se practicaba en las civilizaciones más antiguas.
Se cree de origen bizantino y parece que llegó a Provenza en el siglo XI, a través de Italia. Pronto será adoptada por el Conde de Toulouse y su representación en estelas discoidales se extenderá durante los siglos XII y XIII por todo el país de Oc, desde la Aquitania a la Provenza, pasando por Midi-Pyrénées y el Languedoc.
Se ha convertido en marca de identidad de la cultura occitana y de la región del Languedoc, que engloba los departamentos de Hérault, Gard, Aude y Lozère.
 
 
 
 

miércoles, 23 de abril de 2014

Los libros y la libertad

El filósofo y profesor Emilio Lledó ha publicado recientemente Los libros y la libertad, una recopilación de varios textos ensayísticos y conferencias de su cosecha, en la que se declara un enamorado de los libros
Se apasiona Lledó al elogiar lo que simboliza el libro, entendido el libro como libro físico o de papel. Los libros representan ese "inagotable universo de la lectura y de las ideas", se erigen en vehículo de cultura y en vínculo con el pasado. y vienen también a ser "los recipientes donde reposa el tiempo".
 
 

 
Como gran intérprete del pensamiento de la Grecia clásica, Lledó entiende que los gobernantes idóneos tendrían que ser los mejor educados y los más cultos, aquéllos a los que más sacrificios tendría que exigirles el pueblo al que representan. Nos recuerda que Platón, en su diálogo Las leyes (s. IV a.C.), conmina a los políticos a apartarse del oro y de la plata. Opina Platón que "si así proceden, salvarán a la ciudad". Por el contrario, "si se lucran y adquieren tierras, casas y dinero se convertirán en administradores tramposos y pasarán a ser enemigos de los ciudadanos y déspotas".
A buen seguro muchos de nuestros actuales políticos se reirán a mandibula batiente de estas ideas platónicas sobre la política.
Los libros nos dan, cree Lledó, una lección de humanidad, responsabilidad y libertad. Cuanto más leamos los ciudadanos y mayor sea nuestra instrucción, más difícil será que nos embauquen los hombres de partido y los regímenes mantenidos por las oligarquías económicas y religiosas, que buscan fomentar la incultura y la manipulación. Los "buenos libros", concluye, siempre han repugnado a los inquisidores.
 
Otras obras de Emilio Lledó:
  • El surco del tiempo.
  • Elogio de la infelicidad.
 
Fuente: Artículo publicado en el suplemento Babelia de El País de 31/08/2013, firmado por Luis Fernando Moreno Claros.

Emilio Lledó se declara defensor de la escuela pública

A sus 85 años Emilio Lledó, filósofo, profesor universitario y académico de la RAE, da un repaso a su vida.
Recuerda su infancia en Vicálvaro, cuando Vicálvaro era aún un pueblo en la periferia de Madrid, y cómo allí, en plena guerra civil, iba a la escuela. Recuerda aún con cariño a su maestro, don Francisco, un típico maestro de la República, que vivía en Madrid y que todos los días iba a Vicálvaro en un autobús que salía de al lado de la plaza de las Ventas. Aún conserva una libreta que utilizaba como cuaderno de clase en la escuela, una libreta que Emilio considera una preciada joya, el libro más valioso que tiene en su casa.




En la Universidad de Heildelberg
En 1953, tras hacer la mili y terminar su licenciatura, Emilió decidió marchar a la Universidad de Heildelberg, gracias a unos ahorrillos, seis o siete mil pesetas que había ganado en Madrid dando clases particulares mientras estudiaba los dos últimos años de la carrera. Su anhelo era mejorar su formación y leer bien a los clásicos en griego
Allí comenzó a ir a los cursos de Gadamer, alumno de Heidegger, y Löwith. Por mediación de Gadamer y Regenbogen obtendría una beca. Y también comenzaría pronto a dar él mismo clases de historia, filosofía y latín.
Para alguien que venía de la Universidad de Madrid la estancia en Heidelberg fue, como vivencia, un shock. No en vano, las diferencias entre ambas universidades eran muy grandes.

Aquella universidad era otro mundo: ver una universidad donde no había asignaturas; a Gadamer, hablando de filosofía, pero no de esos programas nuestros imposibles, capaces de abarcar desde Tales de Mileto hasta ahora mismo... Cuando después de opositar en España a Escuelas Normales, a Institutos y a la Universidad, les llevé a Gadamer y a Löwitz el programa de la oposición y me dijeron: "A nosotros nos hubieran suspendido inmediatamente. ¿Cómo se puede saber lo mismo de Pico della Mirandola que de Giordano Bruno, Anaxágoras, Nietzsche, Hegel o Schopenhauer?, pero ¡qué disparate!".

 


Lo nuestro era el "asignaturismo", causante, entre otras cosas, de la muerte de la universidad y de los institutos: el enciclopedismo vacío sin sugerencias. Era muy distinto en la universidad alemana: ahí tengo los anuarios, donde se puede ver cómo era la enseñanza alemana, pública además hasta más de un 90%. En cada uno de los dos semestres salía un librito de toda la Universidad de Heidelberg -de Medicina a Filosofía-, con los cursos de cada profesor. Gadamer, por ejemplo, "Lectura de Hegel: La fenomenología del espíritu"; y al semestre siguiente: "Platón: El Banquete"; y al otro, cosas que a él le interesaban. E íbamos. Eso para mí fue una explosión, una conmoción".
 
Por eso no acepto esta proliferación de universidades privadas. ¿Te imaginas que en Alemania fueran privadas las de Heidelberg, Berlín o Marburgo? No podrían hacer negocio, ni formar asesores de empresa, ni consejeros financieros; el máximo ideal que ofrecen las privadas en nuestro país es que les digan a los estudiantes: "Nada más que acabes te colocamos en una empresa". Es horrible, y me acuerdo de Walter Benjamin cuando decía que eso es la muerte.


El contacto con los obreros españoles en Alemania
Emilio tuvo la oportunidad de poder dar clases de alemán a muchos obreros españoles que marcharon a Alemania. En sus palabras, una gran experiencia, que le permitió poder apreciar de cerca el talento extraordinario de aquellos emigrantes. Le repatea oír hablar de la pereza andaluza. ¿Qué pereza es esa que les impulsaba a coger una maleta e irse a Düsseldorf o a Frankfurt?
 
Aprendí que el origen no tenía que ver; que a esos muchachos que habían nacido con un no en la cabeza, no a la cultura y no al pan, era una pena cerrarles el camino del conocimiento. Era y sigue siendo una desgracia condenarles a una escuela pública sin recursos y abandonada, mientras se protege la "excelencia" -palabra ridícula en boca de los políticos que la utilizan- sustentada por la desigualdad económica. Por cierto, ninguno de esos relumbrantes y excelentes colegios -en manos la mayoría de las veces de sectas y sectarios- puede compararse con un instituto público de una pequeña ciudad alemana.


En defensa de la enseñanza pública
Emilio Lledó apuesta sin reservas por la enseñanza pública y nos recuerda un párrafo del Libro VIII de La Política de Aristóteles:
Puesto que el fin de toda ciudad -toda polis- es único, es evidente que necesariamente ha de ser una y la misma la educación de todos.
 

Fuente: Entrevista con Emilio Lledó publicada en el nº 345 de TE (Trabajadores de la Enseñanza), revista de la Federación de Enseñanza de CCOO (abril-mayo de 2014).

sábado, 19 de abril de 2014

Philippe Starck: una apuesta por la creatividad y por lo mínimo

Nacido en París en 1949, Philippe Starck es posiblemente el diseñador francés más conocido a nivel mundial (arquitecturas exteriores e interiores, mobiliario, objetos, etc.).
 
Diseño democrático
Starck acuñó hace años este concepto. Defiende que el diseño es bueno cuando está hecho para dar una mejor vida. En su mejor expresión, el diseño no sería el que tiene como objetivo el consumo masivo, sino el que puede dar una mejor vida.
Es también Starck de los que piensa que asistimos a una lenta decadencia de la civilización occidental. Hemos de ser conscientes de ello y verlo como una oportunidad para reinventar todo e idear un nuevo diseño, un diseño que sea ecológico. Porque hoy la cuestión no es ya dar una mejor vida, sino salvarla y asegurar a la gente que pueda vivir con dignidad, aun dentro de la pobreza. Solo esta concepción del diseño nos resulta útil en estos tiempos que corren.
 
 
 
 
Le Nuage de Montpellier
Ha proyectado uno de los edificios más locos jamás hechos en Montpellier, bautizado como Le Nuage o La Nube, que actualmente se está construyendo en el moderno barrio de Port Marianne y que se finalizará en octubre de 2014.
Starck ha querido hacer un edificio que no tuviera que ver con la materia, que fuera lo más inmaterial posible y que estuviera dedicado a conceptos como la energía humana, la pasión, el esfuerzo, el entusiasmo y la confianza en uno mismo. Responde a una concepción humanista y a su filosofía de que se puede hacer lo máximo con lo mínimo. Consta de una estructura de hormigón envuelta en una especie de burbuja hecha de un material que puede inflarse con el aire, que recuerda a la que recubre el Allianz Arena, estadio en que juega el Bayern de Múnich.
Va a ser un complejo concebido con una visión humanista y dedicado al bienestar y al deporte:
  • Planta baja: Un restaurante y varias tiendas.
  • 1ª planta: Un espacio dedicado a la salud (kinesiólogos, osteópatas, etc.).
  • 2ª planta: Un centro acuático con piscina.
  • 3ª y 4ª plantas: Un espacio fitness.
 
 
Así quedará Le Nuage
 
 
Quand on regarde un nuage, on ne regarde presque rien. Et pourtant, ce rien est tout, de l'eau, des minéraux, des bactéries, des pollens... Tout ce qui est vital, est là, translucide, lumineux, semblant plus léger que l'air. Le nuage, le nôtre, celui de Montpellier, est de la même eau. Au mínimum, un presque rien, une bulle d'humains, peu de matiére, que de l'énergie, juste de la volonté et une action commune pour garder la vie.
(Philippe Starck)
 
 
La Alhóndiga de Bilbao
A Starck se le encargó la rehabilitación de este almacén de vinos de 1909, que estaba abandonado. Planteó un proyecto basado en la filosofía ética de la economía, utilizando sus propias palabras, y reconvirtió el edificio en centro cultural y deportivo, inaugurándose en 2010.
 
 
Exterior e interior de la Alhóndiga bilbaína

 
Nîmes
En 1987 Starck recibió el encargo de elaborar un logotipo para Nîmes, que estuviera inspirado en el cocodrilo atado a una palmera que figura en una moneda acuñada en época romana, símbolo de la conquista de Egipto por Octavio Augusto, y que en el siglo XVI se incorporó al escudo de la ciudad. Tal logotipo puede hoy verse en Nîmes por todas partes, en particular en los clavos que sirven para apuntalar los adoquines de muchas calles peatonales del centro.
Diseñó también L'Abribus (La Marquesina), escultura urbana en mármol que se encuentra a dos pasos del casco antiguo de Nîmes y que conjuga también los dos símbolos de la ciudad, el cocodrilo y la palmera. Una línea de pequeños cubos representan la cabeza y la cola del cocodrilo y llegan hasta la palmera que, esta sí, es de verdad; un cubo grande, apoyado en sus cuatro vértices se correspondería con el cuerpo del animal.
 
 
Moneda romana

Logotipo diseñado por Starck


L'Abribus


Llama de Albertville 1992
Diseñó igualmente el logotipo de los Juegos Olímpicos de Invierno de Albertville.




Otros proyectos:
  • La puesta en marcha de una escuela de diseño industrial.
  • La decoración de los apartamentos privados del Palacio de Elíseo en 1983, a petición de François Mitterrand.
  • El diseño del barco de Steve Jobs, fundador de Apple.
  • El Hotel Paramount (Nueva York).
  • Los hoteles Mama Shelter (París, Marsella, Lyon, etc.).
  • El Hotel Alan Faena de Puerto Madero (Buenos Aires).
  • El restaurante Le Paradis du Fruit (París).
  • El restaurante japonés Le Katsuya (Los Ángeles).
  • Path, una empresa de arquitectura prefabricada y ecológica.
 

viernes, 11 de abril de 2014

El sexo como acto de rebelión

El objetivo del Partido no era solo impedir que hombres y mujeres establecieran lazos que no pudiera controlar. Su intención real y no confesada era eliminar cualquier placer del acto sexual. El enemigo no era tanto el amor, como el erotismo dentro y fuera del matrimonio. Todos los esponsales ente miembros del Partido tenían que ser aprobados por un comité nombrado para la ocasión y siempre se negaba el permiso si la pareja en cuestión daba la impresión de sentir atracción física. El único fin admitido del matrimonio era engendrar hijos para el servicio del Partido. Las relaciones sexuales se consideraban una operación menor y ligeramente desagradable, como ponerse un enema. Esto tampoco se decía claramente, pero a todos los miembros del Partido se les inculcaba de manera indirecta desde la infancia. Incluso había organizaciones como la Liga Juvenil Antisexo que defendía la abstinencia total en ambos sexos.
 
(...)
 
 
 
 
 
Cada vez que la tocaba se ponía tensa y rígida. Abrazarla era como abrazar una imagen articulada de madera. Y lo raro era que incluso cuando ella lo rodeaba con sus brazos parecía como si al mismo tiempo lo apartara de su lado con todas sus fuerzas. La rigidez de sus músculos lograba producir esa impresión. Se tumbaba con los ojos cerrados, sin resistirse ni cooperar, como si se sometiera a él. Era muy violento, y con el tiempo llegó a ser horrible. Pero habría podido resistirlo si hubieran acordado no tener relaciones. Lo curioso es que fue Katharine quien insistió en tenerlas. Aseguró que tenían que engendrar un hijo si podían. Así que siguieron haciéndolo una vez a la semana, con bastante regularidad siempre que no era imposible. Incluso se lo recordaba por la mañana, como si fuese algo que tenían que hacer por la noche y que no debían olvidar. Tenía dos maneras de decirlo. Una era hacer un bebé y la otra era nuestro deber con el Partido.
 
(...)
 
Las mujeres del Partido eran todas iguales. La castidad estaba tan arraigada en ellas como la lealtad al Partido. Un minucioso condicionamiento temprano, los juegos y las duchas de agua fría, las bobadas que les inculcaban en el colegio, en los Espías y en la Liga Juvenil, las conferencias, los desfiles, las canciones, los eslóganes y la música militar habían extirpado de ellas ese sentimiento natural. La razón le decía que debía de haber excepciones, pero en el fondo de su corazón se resistía a creerlo. Todas eran inexpugnables, como quería el Partido. Y lo que él quería, incluso más que ser amado, era derribar ese muro de virtud, aunque fuese solo una vez en la vida. El acto sexual bien hecho era una forma de rebelión.
 
(...)
 
A diferencia de Winston, Julia había comprendido el significado último del puritanismo sexual del Partido. No era solo que el instinto sexual creara un mundo propio que quedaba fuera del control del Partido y que por tanto debía ser destruido en lo posible. Lo verdaderamente importante era que la privación sexual conducía a la histeria y eso era muy deseable porque podía transformarse en ardor guerrero y adoración al líder.
 
(...)
 
Había una conexión íntima y directa entre la castidad y la ortodoxia política. ¿Cómo iban a mantener vivos el miedo, el odio y la demencial credulidad que el Partido exigía de sus miembros si no era reprimiendo un poderoso instinto y utilizándolo como fuerza impulsora? El deseo sexual era peligroso para el partido, así que lo había utilizado en su propio beneficio.
 
(...)
 
Winston no entendía de esas cosas. Nunca había visto ni imaginado una mujer del Partido con cosméticos en la cara.
 
(...)
 
- ¡Si hasta te has puesto perfume!
- Sí, cariño, también perfume. ¿Y sabes lo que voy a hacer ahora? Voy a conseguir donde sea un verdadero vestido de mujer y me lo pondré en lugar de estos puñeteros pantalones. ¡Llevaré medias de seda y zapatos de tacón! En este cuarto voy a ser una mujer y no una camarada del Partido.
 
(...)

Nadie osa ya confiar en su mujer, en un hijo o en un amigo. En el futuro no habrá esposas ni amigos. Separaremos a los niños de sus madres al nacer, igual que se recogen los huevos de una gallina. El instinto sexual será erradicado. La procreación se convertirá en una formalidad anual como la renovación de una cartilla de racionamiento. Aboliremos el orgasmo. Nuestros neurólogos ya están trabajando en ello. No habrá otra lealtad que la profesada al Partido. No habrá más amor que el que se siente por el Hermano Mayor.

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Fragmentos extraídos de 1984, novela de George Orwell.

miércoles, 9 de abril de 2014

Kixmi y el ocaso de los dioses

Los temas y personajes de la mitología vasca, los viejos genios, los gentiles y los espíritus subterráneos constituyen un mundo que nos ha dejado algunos vestigios, pero que en parte desapareció con el Cristianismo.
Los gentiles (jentilak o mairuak) eran gigantes paganos que vivían en las montañas de Euskalerría durante la era precristiana. Según creencia popular fueron quienes construyeron los menhires o los dólmenes (jentilarriak) y también los crómlechs (jentilbaratzak o mairubaratzak), así como numerosas iglesias, puentes y caseríos.
Son personajes que tuvieron gran difusión en la mitología indoeuropea y que se hallan presentes en otras culturas.
 
 
 
 
En Zamákola cuentan que los viejos genios fueron desterrados por las campanas de las iglesias y ermitas cristianas.
En Sara se dice que los espíritus subterráneos fueron exterminados al ser construidas las iglesias y las ermitas.
Una leyenda muy difundida en Euskalerría narra cómo los gentiles se divertían un día en los montes de Aralar cuando vieron avanzar hacia ellos una nube luminosa que procedía del Este. Llamaron entonces a un anciano y le preguntaron qué podía significar aquella nube misteriosa, a lo que el viejo les respondió: Ha nacido el Kixmi y con ello ha llegado el fin de nuestra raza. Debe aclararse que Kixmi significaba mono en su lengua y era también el apodo con que los gentiles llamaban a Cristo. Entonces los gentiles, tras escuchar esta profecía, corrieron hacia el Oeste, seguidos de la nube milagrosa, hasta llegar a un valle en el que se sepultaron bajo una gran losa, conocida desde entonces como Jentilarri y que en realidad es un dolmen.
 
 
Jentilarri (Sierra de Aralar)
 
 
Hasta aquí la leyenda. En realidad, el proceso de introducción del Cristianismo fue lento y no destruyó todos los elementos de la antigua religión. En algunos casos se han conservado las viejas formas, aunque se les haya insuflado un nuevo espíritu.
 
Fuente: Mitología vasca (José Mª de Barandiarán)

Illargui

Es la Luna en la mitología vasca. En euskera se la llama también Ilargi, Ilazki, Iratargi, Idetargi o Argizai. Para algunos su nombre significaría luz de los muertos (il = muerto y argi = luz), lo que se correspondería con la creencia de que la Luna alumbra a las almas de los difuntos.
 
 
 
 
La Luna es de género femenino y como tal se la trata en algunas frases que se le dirigen. Es llamada abuela, igual que el Sol y se cree también que su madre es la Tierra.
Cuando aparece sobre los montes situados al Este, le dicen: Illargi amandrea, zeruan ze berri? (abuela Luna, ¿qué nuevas en el cielo?).
En Zerain la saludan diciendo: Illargi amandre santue, Jainkoak bedein kautzala (Luna, abuela santa, que Dios la bendiga).
 
Tiene carácter sagrado. En algunas partes enseñan a los niños que la Luna es la cara de Dios; en otras rezan una Salve cuando la ven salir.
 
Parece que antiguamente el viernes era el día de la semana consagrado a la Luna, lo mismo que el día en que preferentemente se reunían brujos y brujas. En viernes, a la luz de la Luna y en una encrucijada de caminos, debían quemarse los objetos mágicos que hubieran pertenecido a personas embrujadas.
 
Se le atribuyen a la Luna virtudes sobre las plantas y los animales, diferentes según sus fases.
Se cree que el árbol cortado en creciente (sobre todo en horas de marea baja) da buen material combustible, mientras que el cortado en menguante aporta pocas calorías. En menguante deben cortarse los árboles cuya madera se destina a construcciones y a la fabricación de muebles o utensilios.
En menguante deben sembrarse el trigo, el maíz y la patata para obtener buena cosecha; si se siembra en creciente, la planta crece más pero el grano es menor y menos abundante, aunque este inconveniente puede obviarse haciendo la siembra en horas de marea baja.
Se cree también que las personas o animales concebidos en creciente son de sexo masculino, mientras que resultarán hembras si se conciben en menguante.
 
Fuente: Mitología vasca (José Mª de Barandiarán)

martes, 1 de abril de 2014

El paso del fuego

San Pedro Manrique es un pueblo de las Tierras Altas sorianas, tierras desnudas de arbolado en las que tan solo crece una vegetación pobre y raquítica. Su nombre recuerda a Diego Manrique, noble de la familia de los Lara que se convirtió en señor de estos lares en el s. XV.


 
 
Las fiestas de San Juan, en origen propias de una sociedad agrícola y pastoril, han sido y siguen siendo aquí todo un acontecimiento. Su rito más conocido es el del paso del fuego. Seguro que más de una vez hemos visto en la televisión las impactantes imágenes de los sampedranos caminando sobre las brasas ardientes.  
 

 
 
 
El paso sobre el fuego
La víspera de San Juan se levanta una pira de leña y se enciende la hoguera. Cuando se forman las brasas, se extienden por el suelo formando una especie de cama o alfombra. Todo está preparado para que a la medianoche se inicie el rito secular.
Varios sampedranos, jóvenes o ya entrados en años, con los bajos del pantalón levantados hasta media pierna, atraviesan descalzos las brasas ardientes dando cinco o seis pasos con total firmeza. En ocasiones llevan a caballito a alguna de las móndidas, al mismo alcalde o a una muchacha del pueblo. Con ello hacen frente a un desafío que han incubado en su pecho desde niños o cumplen una promesa hecha al verse favorecidos o librados de alguna enfermedad por el Señor o por la Virgen. Como sampedranos creen tener el don especial de que el fuego no les hace daño alguno y en efecto así es. Por milagroso que parezca no sufren ninguna quemadura.
El ceremonial es propio del solsticio de verano y se interpreta como una medida terapéutica que aleja la enfermedad, la sequía o el mal, que son causados por criaturas nefastas como fantasmas, demonios, brujas, magos, etc. No sería sino un acto de purificación por el que se condena a los responsables del mal a morir en la hoguera, interponiendo las personas unas barrera infranqueable entre ellas y la desgracia o encontrando los enfermos remedio a sus dolencias.
 
Las móndidas
Son tres mozas sampedranas, elegidas para la ocasión el anterior 3 de mayo, que durante las fiestas se visten con el llamado traje de vísperas, que es de color blanco, y ejercen el papel de damas oferentes.
 
Las ofrendas
Son efectuadas por las móndidas y consisten en cestos que llevan sobre sus cabezas y están llenos de rosas, claveles, otras flores y unos típicos roscos que se comen en estas fechas. De los cestos sobresalen algunos arbujuelos o ramas cubiertas por una masa de harina coloreada de azafrán, que sin duda representan las espigas de la cosecha que se recogerá a fines de julio y principios de agosto.
Este ceremonial, que también tiene lugar en las fiestas de Talavera, parece una herencia de los antiguos cultos a Démeter o Ceres.

La erección del mayo
Ya de madrugada, después del rito del paso del fuego, los mozos del pueblo marchan a cortar el mayo, que normalmente suele ser un chopo crecido en las huertas cercanas al río. Después limpian su tronco de ramaje y con la ayuda de tablones cruzados lo van levantando poco a poco hasta dejarlo derecho, permaneciendo así hasta el día de San Pedro, fecha del santo patrón.

La cabalgada
Es una carrera de caballos, montados por parejas y a pelo por los mozos del pueblo, que se celebra el día de San Juan, a la mañana siguiente al paso del fuego, en una dehesa a las afueras del pueblo.
 
Fuente: Fiestas de ayer y de hoy en España (Francisco J. Flores Arroyuelo).