San Pedro Manrique es un pueblo de las Tierras Altas sorianas, tierras desnudas de arbolado en las que tan solo crece una vegetación pobre y raquítica. Su nombre recuerda a Diego Manrique, noble de la familia de los Lara que se convirtió en señor de estos lares en el s. XV.
Las fiestas de San Juan, en origen propias de una sociedad agrícola y pastoril, han sido y siguen siendo aquí todo un acontecimiento. Su rito más conocido es el del paso del fuego. Seguro que más de una vez hemos visto en la televisión las impactantes imágenes de los sampedranos caminando sobre las brasas ardientes.
El paso sobre el fuego
La víspera de San Juan se levanta una pira de leña y se enciende la hoguera. Cuando se forman las brasas, se extienden por el suelo formando una especie de cama o alfombra. Todo está preparado para que a la medianoche se inicie el rito secular.
Varios sampedranos, jóvenes o ya entrados en años, con los bajos del pantalón levantados hasta media pierna, atraviesan descalzos las brasas ardientes dando cinco o seis pasos con total firmeza. En ocasiones llevan a caballito a alguna de las móndidas, al mismo alcalde o a una muchacha del pueblo. Con ello hacen frente a un desafío que han incubado en su pecho desde niños o cumplen una promesa hecha al verse favorecidos o librados de alguna enfermedad por el Señor o por la Virgen. Como sampedranos creen tener el don especial de que el fuego no les hace daño alguno y en efecto así es. Por milagroso que parezca no sufren ninguna quemadura.
El ceremonial es propio del solsticio de verano y se interpreta como una medida terapéutica que aleja la enfermedad, la sequía o el mal, que son causados por criaturas nefastas como fantasmas, demonios, brujas, magos, etc. No sería sino un acto de purificación por el que se condena a los responsables del mal a morir en la hoguera, interponiendo las personas unas barrera infranqueable entre ellas y la desgracia o encontrando los enfermos remedio a sus dolencias.
Las móndidas
Son tres mozas sampedranas, elegidas para la ocasión el anterior 3 de mayo, que durante las fiestas se visten con el llamado traje de vísperas, que es de color blanco, y ejercen el papel de damas oferentes.
Las ofrendas
Son efectuadas por las móndidas y consisten en cestos que llevan sobre sus cabezas y están llenos de rosas, claveles, otras flores y unos típicos roscos que se comen en estas fechas. De los cestos sobresalen algunos arbujuelos o ramas cubiertas por una masa de harina coloreada de azafrán, que sin duda representan las espigas de la cosecha que se recogerá a fines de julio y principios de agosto.
Este ceremonial, que también tiene lugar en las fiestas de Talavera, parece una herencia de los antiguos cultos a Démeter o Ceres.
La erección del mayo
Ya de madrugada, después del rito del paso del fuego, los mozos del pueblo marchan a cortar el mayo, que normalmente suele ser un chopo crecido en las huertas cercanas al río. Después limpian su tronco de ramaje y con la ayuda de tablones cruzados lo van levantando poco a poco hasta dejarlo derecho, permaneciendo así hasta el día de San Pedro, fecha del santo patrón.
La cabalgada
Es una carrera de caballos, montados por parejas y a pelo por los mozos del pueblo, que se celebra el día de San Juan, a la mañana siguiente al paso del fuego, en una dehesa a las afueras del pueblo.
Fuente: Fiestas de ayer y de hoy en España (Francisco J. Flores Arroyuelo).
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