Es el nombre que en euskera se da al Sol y presenta también otras variantes como Euzki, Eguski, Iguzki, Eguzku, Ekhi o Iki.
En Atáun lo llaman Euzki-Begi (Ojo del Sol) y en Berástegui, Jainkoaren-Begi (Ojo de Dios).
La hija de la Tierra
El Sol es considerado hija de la Tierra y por tanto de género femenino.
En algunos pueblos se despiden de él diciendo Agur cuando va a ponerse.
En la región de Vergara le dicen Eguzki Amandrea bodaia bere amangana (la abuela Sol va hacia su madre), dando a entender que se retira al seno de la Tierra.
Propiedades
El Sol posee la virtud de ahuyentar a los espíritus malignos que por la noche ejercen su poder en el mundo (como brujas o lamias).
Las brujas pueden quedar inmóviles si el Sol las sorprende antes de haberse despojado de los atributos de su oficio.
Hay lamias que pierden su poder y su fuerza sobre los hombres cuando un rayo de Sol alcanza a estos últimos.
Una leyenda cuenta, por ejemplo, que una lamia dejó su peine de oro a la entrada de la sima de Mondarrain y un pastor lo encontró y se lo llevó. La lamia comenzó a seguirle monte abajo reclamándole el peine. Casi le tenía al alcance de sus manos cuando los primeros rayos solares asomaron por el horizonte y tocaron las ropas del pastos. Entonces le dijo a este la lamia: Eskerrak emaitzok Iuzkiari (Da gracias al Sol) y se retiró a su cueva.
Creencias y ritos solsticiales
El Sol posee carácter sagrado dentro del mundo conceptual vasco y por eso ciertas fiestas solsticiales, particularmente las de San Juan, que coinciden con el solsticio de verano, se vinculan con el culto solar.
En San Juan se colocan ramas de espino albar, fresno o helecho florido en puertas y ventanas; se alfombra el umbral de la puerta principal de la casa con hierbas y flores. Todo ello se hace para proteger el hogar contra los rayos solares.
Las flores recogidas por San Juan y empleadas en infusión ayudan a curar ciertas enfermedades.
Es práctica corriente hacer fogatas delante de las casas y en las encrucijadas en la noche anterior a San Juan; se salta sobre el fuego para evitar enfermedades cutáneas; los miembros de la familia recitan oraciones en común mientras giran alrededor de la fogata en el mismo sentido, dejando el fuego a su derecha; se llevan a las tierras de labranza manojos de hierbas encendidas en la fogata para ahuyentar los malos espíritus y para evitar plagas y enfermedades en las cosechas.
En el solsticio de verano se planta también en la plaza pública el llamado árbol de San Juan y se hacen romerías a las ermitas dedicadas a San Juan, llevando los romeros coronadas sus cabezas de siemprevivas y otras hierbas.
Al solsticio de invierno corresponden otros ritos, menores en número, como los fuegos de fin de año que aún se encienden en algunas aldeas.
Símbolos solares
En lápidas funerarias romanas y en algunas construcciones antiguas encontramos signos o figuras que parecen representar al Sol y que posiblemente tuvieron su origen en el culto solar:
- Círculos simples.
- Círculos concéntricos.
- Ruedas de radios rectilíneos o curvos.
- Estrellas pentagonales o pentalfas.
- Tetraskelos.
- Esvásticas.
- Signos ovífilos.
- Rosetones.
En épocas más recientes estos signos de carácter religioso o sagrado han ido quedando como meros elementos o motivos decorativos, empleándose a menudo en muebles y otras piezas de artesanía popular (armarios, arcones, etc.).
La flor del cardo
Otro símbolo solar es la flor del cardo silvestre o eguzki-lore, que el campesino vasco sigue por costumbre colocando en nuestros días sobre la puerta principal de la casa. Es considerada una representación del Sol y desempeña sus mismas funciones místicas (ahuyenta a los malos espíritus, a las brujas, a las lamias, a los genios de las enfermedades, de la tempestad o el rayo).
Esta misma costumbre sigue observándose en el Pirineo navarro y oscense.
Orientación de casas y bordas
Otra costumbre basada en la mitología solar y perpetuada hasta nuestros días es la de orientar los edificios de manera que la fachada principal mire al Este, como puede verse en muchas casas antiguas de Euskalerría. Las bordas o chozas pastoriles presentan la misma orientación en muchas majadas.
Colocación de los cadáveres
En los dólmenes eneolíticos y en las sepulturas medievales se disponían los cuerpos siguiendo una orientación Este-Oeste (la cabeza en el lado occidental y los pies en el oriental).
La celebración de San Juan en el valle de Chistau
La víspera de la festividad de San Juan los habitantes de San Juan de Plan (Pirineo oscense) y los pueblos colindantes encienden sus hogueras y provistos de antorchas bajan por las laderas de las montañas.
La ceniza de las hogueras se guarda para después extenderla por los campos con la intención de protegerlos del granizo.
Además en estas localidades existe la costumbre de bautizarse en fuentes, ríos o barrancos cercanos por creerse que el agua de San Juan bajaba bendecida de las montañas.
El paso del fuego en San Pedro Manrique
Este ritual, que tiene también lugar en las fiestas de San Juan, se asocia con un acto de purificación por el que las personas alejan de sí el mal y la enfermedad.
Fuente: Mitología vasca (por José Mª de Barandiarán)
El paso del fuego en San Pedro Manrique
Este ritual, que tiene también lugar en las fiestas de San Juan, se asocia con un acto de purificación por el que las personas alejan de sí el mal y la enfermedad.
Fuente: Mitología vasca (por José Mª de Barandiarán)