El 22 de julio, por la Magdalena, se celebra en el pueblo riojano de Anguiano una fiesta singular cuyo origen resulta un tanto enigmático, aunque algunos antropólogos la relacionen con los cultos agrarios o de fecundidad. Francisco Flores sugiere que quizá responda al cumplimiento de un voto hecho por algún vecino del pueblo a la vuelta de una guerra en tierras lejanas, en las que viera a gente caminar sobre zancos.
A la salida de la misa celebrada en la parroquia de San Andrés, ocho danzantes del pueblo protagonizan la espectacular bajada de la calle que conduce a la plaza en pronunciada cuesta abajo. Los aguerridos mozos, al son de la gaita y el tamboril, se dejan caer por la empinada pendiente, girando sobre sí mismos sobre sus zancos de madera, repicando las castañuelas que llevan en las manos y haciendo ondear al viento sus vistosas faldas de amarillo vivo. Los vecinos, arremolinados en la cuesta, apenas dejan un estrecho pasillo para que los danzantes realicen su temerario descenso.
En zancos por la cuesta (El País, julio de 2013)
Fuente: Fiestas de ayer y de hoy en España (Francisco J. Flores Arroyuelo).
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